No es jugar de igual a igual, se trata de hacerlo mejor y anotar goles (Análisis)

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El Perú vs. Chile atrapa una rivalidad desde que se metieron ambas selecciones a medir fuerzas. Se le ha denominado clásico del Pacífico como un condimento atractivo al pleito, pero nada más que un duelo futbolístico.

Eso sí, ambos poner algo más de lo habitual. Un centímetro regalado es un desperdicio, una pelota dividida provoca desplazamiento de una jugada fuerte, de riesgo, con dosis de entrega.

Ahora bien, Perú llega a este clásico con dientes apretados. Hay una deuda pendiente. Chile ha sacado ventaja en partidos de clasificación mundialista. Ricardo Gareca no ha podido ganar en partidos premundialistas, Hoy el sencillo del monedero sirve si es que la billetera no está llena.

En Perú la ausencia de Renato Tapia es importante. El jugador del Celta se ha adueñado del puesto. Casi insustituible. Tapia es el tapón de la primera línea de la defensa, singular en sus achiques para la recuperación de pelotas y, como no, llegada al gol. Completo.

Si Gareca decida cubrir el puesto dejado por Tapia por una lesión a la rodilla, en rigor será Pedro Aquino el reemplazo. El jugador de América de México juega como si fuera un calco de Tapia. Es confiable.

Eso sí la ausencia de André Carrillo es más sensible. La ‘Culebra’ es el jugador con mejor trato del balón, audaz, intrépido e inteligente. Se hará extrañar en el partido.

Ahora bien, la selección peruana tiene otras armas para hacer que la balanza se incline. El hecho de estar Paolo Guerrero es garantía. El capitán tiene oficio, olfato de gol y valiente. No es el mejor Paolo, pero su presencia causa pánico a los chilenos.

La bicolor está obligada, hacer su fútbol, anotar goles. Y todos felices (Hugo Laredo).