ONU establece criterios para declarar la hambruna: geografía y estadística para la catástrofe alimentaria

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MADRID (España).- La declaración formal de hambruna representa dentro de una crisis alimentaria la constatación de que hay una población entera muriéndose literalmente de hambre. Más allá del uso generalizado del término, la ONU establece una serie de criterios que deben cumplirse para hablar formalmente de ‘hambruna’ y que incluyen desde cuestiones estadísticas a geográficas.

El economista jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Arif Husain, recuerda que deben darse tres condiciones “en un área geográfica específica”, independientemente de su magnitud. Así, se puede declarar la hambruna en todo un país o únicamente en una región o localidad afectadas por desastres climáticos o conflictos, como ha ocurrido este mismo siglo en Somalia.

Dentro del territorio examinado, al menos un 20% de la población debe sufrir niveles extremos de hambre, el 30% de los niños padecer emaciación –tener un peso considerablemente inferior al que le correspondería por altura– y la tasa de mortalidad por falta de comida alcanzar las dos muertes por 10,000 en el caso de los adultos y las cuatro por 10,000 en el de los niños.

Al contrario de lo que ocurría décadas atrás, la observación de las crisis a día de hoy es “a tiempo real”, lo que para Husain, entrevistado por el servicio de noticias de la ONU, evidencia que llegar al umbral de la hambruna no es más que “la admisión de un fracaso colectivo”. “Deberíamos actuar antes”, apunta.

La comunidad humanitaria internacional, con Naciones Unidas a la cabeza, toma ahora como referencia la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC), un sistema establecido en el 2004 para Somalia y que observa ya más de 30 de países gracias a la labor de casi una veintena de organizaciones.

Cinco fases

El IPC en sí no recoge los datos, sino que plasma en un único informe las evaluaciones que realizan sobre el terreno las organizaciones colaboradoras para elaborar un índice de cinco niveles en función de las necesidades alimentarias de la población, de tal manera que de estos informes se extraen no sólo fotos fijas sino también tendencias.

La fase uno implica considerar que las principales necesidades están cubiertas, mientras que en la dos se asume que los hogares pueden tener dificultades para cubrir algunos gastos que no son estrictamente comida. En la tercera fase se habla ya de “crisis” las carencias ya implican un consumo alimentario por debajo de los niveles recomendados.

La “emergencia”, con la que se describe el cuarto nivel, ya da cuenta de graves necesidades susceptibles de provocar un aumento de la mortalidad y que requieren de una respuesta de emergencia. Ya en la fase cinco llega la “catástrofe”, con carencias “extremas” que, en caso de cumplir determinados criterios, llevarían ya a la declaración formal de la hambruna en la zona afectada.

Fuente Europa Press / foto X