El básquetbol casi no existe en el Perú (Análisis)

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El básquetbol peruano alcanzó su nivel más alto cuando participó en la Olimpiada de Tokio 64 con Ricardo Duarte convertido en el score de la competencia con 254 puntos y además un récord olímpico por los 44 puntos que anotó a Corea. La marca de Ricardo Duarte duró cuatro olimpiadas.

El básquetbol masculino del Perú tuvo una generación maravillosa con el propio Ricardo, su hermano Raúl, Carlos ‘Chino’ Vásquez, Tomás ‘El Pulpo’ Sangio y Juan Luis Cipriani, el actual Cardenal de la iglesia peruana.

Con el estadounidense Jim McGregor se logró un cambio radical cuando convenció a los dirigentes que la selección peruana debería foguearse en Estados Unidos. Fue así, aunque se perdieron todos los partidos se ganó una rica experiencia.

La selección peruana para llegar a Tokio 64 pasó por la dura prueba de clasificación lograda en los Panamericanos de Sao Paulo al llegar en segundo lugar. Tiempos maravillosos del básquetbol peruano que no ha podido repetir.

De ahí para adelante, el básquetbol fue cayendo a un peligroso declive pese a surgieron algunos valores como Francisco Sornoza, Nicolás Vílchez, Fernando Rubio, Fernando Martijena, el ‘Pollo’ Guillermo Arciniega y Ricardo Reyes, entre otros.

En medio de todo nunca hemos tenido un basquetbolista en la afamada NBA. El verdadero termómetro para medir el poderío canastero de un país.

Venezuela tuvo tres jugadores en la NBA. Carl Herrera el que más gravitó. Campeón con los Houston Rockets, Oscar Torres y Greivis Vásquez. El país llanero goza de un buen sitial canastero en la región.

Brasil tiene un buen número de jugadores en la NBA, entre otros, Leandro Barbosa, Anderson Varejao pero es Argentina el que arrasa con Manu Ginóbili, Andrés Nocioni, Luis Scota y Carlos Delfino.

En el Perú se ha descuidado mucho la formación generacional de talentos y casi no existen programas a largo plazo para potencial y agrandar el universo de jugadores.

El nivel competitivo en los clubes es mediocre. Regatas Lima y la Universidad de Lima mantenienen añeja  superioridad. Ello provoca pensar que no existe competitividad.

El básquetbol de la división superior alcanzó un buen promedio de aceptación cuando se jugaba en el desaparecido coliseo cerrado del Puente del Ejército y se mantuvo expectante con las programaciones en el Colegio Champagnat de Miraflores.

Con la construcción del Coliseo de Lima creado para el básquetbol se fraguó la gran estafa. El Coliseo Eduardo Dibós por años fue escenario para las funciones circenses y el colmo fue llevar las competencias de básquetbol a sitios tan lejanos que el espectador de a pie se quedó sin ninguna posibilidad de estar en las gradas y ver el poco básquetbol que tenemos.

No va a ser posible que tengamos un jugador en la NBA mientras no se cambie la estructura actual, con dirigentes corridos y escondidos por dolosas acciones y una dirigencia del IPD impávida a cambiar todo lo malo. (Hugo Laredo Medina).