Por sus enredos al hablar le gritaban “cuánto inflas” y Mario Moreno decidió llamarse “Cantinflas”

shadow

 

Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes (Ciudad de México, 12 de agosto de 1911-Ciudad de México, 20 de abril de 1993), conocido internacionalmente por su personaje Cantinflas, fue un mimo, actor, productor, guionista y comediante mexicano.

El personaje es asociado con la identidad nacional de México y le permitió a Cantinflas establecer una larga y exitosa carrera cinematográfica que incluyó su incursión en Hollywood, California, Estados Unidos. Se convirtió en un ícono mexicano y su legado perdura hasta nuestros días e incluso Charles Chaplin comentó una vez que era el mejor comediante vivo para entonces.

En los Estados Unidos, es recordado como coprotagonista con David Niven en la película ganadora del Óscar a la mejor película titulada La vuelta al mundo en 80 días, por la cual Moreno ganó un Globo de Oro al mejor actor en comedia o musical.

Se dice que el estilo de salir a hacer comedia, disfrazado de «peladito», lo tomó del comediante Manuel Medel. El humor de Cantinflas tan cargado de aspectos lingüísticos del habla mexicana, tanto en la entonación, como en el léxico o la sintaxis, fue tan celebrado por todos los países hispanohablantes en Latinoamérica y España, que surgió toda una gama léxica de nuevas palabras: ser un cantinflas, cantinflear, cantinflada, cantinflesco o cantinflero.

A pesar de que algunas de sus películas fueron dobladas al inglés y al francés, los juegos de palabras tan particulares en el español de México resultaban difíciles de traducir. Su gran éxito lo logró entre el público hispanohablante, en Hispanoamérica, los Estados Unidos, la Guinea Ecuatorial y España.​

Como pionero del cine mexicano, Mario Moreno contribuyó a su florecimiento durante la época de oro del cine mexicano. En su vida también fungió como empresario y se involucró en la política de México. Aunque fue conservador, su reputación como portavoz de los desprotegidos le proporcionó autenticidad y se convirtió en una figura importante en la lucha contra el charrismo sindical, que es la práctica del gobierno de un solo partido, para manejar y controlar a los sindicatos.

El 29 de agosto de 2014, fue estrenada una película en su memoria protagonizada por el actor español Óscar Jaenada, que se centra en su llegada al cine de Hollywood, a finales de la década de 1950.

Mario Moreno Reyes (Cantinflas) fue el sexto de catorce hijos del matrimonio formado por el cartero Pedro Moreno Esquivel y María de la Soledad Reyes Guízar. De los catorce hijos, sobrevivieron solo ocho al parto: Pedro, José, Catalina, el propio Mario, Eduardo, Esperanza, Enrique y Roberto. Se crio en Santa María la Redonda, cerca del barrio mexicano de Tepito.

Se dedicó a diversos trabajos, fue ayudante de zapatero, para después ascender a «bolero» (limpiabotas), «mandadero», cartero, taxista, empleado de billar, boxeador y hasta torero. A principios de 1928 se alistó en el ejército mexicano como soldado de infantería con estudios de mecanógrafo, pero el 23 de mayo de ese año su padre envió una carta al ejército en la que solicitaba la baja de su hijo. El motivo no era otro que la edad de Mario: tenía 16 años y había mentido.

Se casó con la moscovita Valentina Ivanova el 27 de octubre de 1934.1​Tenía 23 años y permanecieron juntos hasta la muerte de ella, en 1966. Debido a la imposibilidad de la pareja de tener hijos, en 1962 adoptaron a un niño de un año, a quien llamaron Mario Arturo Moreno Ivanova (1960-2017). La madre biológica del niño, Marion Roberts, con problemas de salud, se suicidó poco tiempo después, y hubo rumores sin confirmar que continúan hoy que el niño era en realidad hijo biológico del actor.

Su personalidad cómica lo llevó a las carpas de los circos y de ahí pasó al teatro y al cine. En los escenarios populares compartió créditos con el socio artístico de sus primeros años, Manuel Medel Ruiz, con el que además filmó tres películas entre 1937 y 1939.

Moreno fue presidente de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y fue el primer secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). Tras retirarse, Mario Moreno dedicó su vida a ayudar a los demás a través de la caridad y de organizaciones de beneficencia, sobre todo las de ayuda a la infancia.

Bajo los escenarios, Mario era un hombre culto y reservado, que aplicaba el perfeccionismo en sus trabajos.

Antes de comenzar su vida profesional, exploró un número de posibles carreras como la de químico, el boxeo e incluso ser torero profesional antes de unirse al mundo del espectáculo como bailarín. Para 1930, ya se presentaba en el circuito de carpas de la ciudad de México y se turnaba entre las carpas Ofelia, Sotelo de Azcapotzalco y finalmente la carpa Valentina, donde conoció a su futura esposa. Al principio trató de imitar a Al Jolson, pintándose la cara de negro, pero después formó su propio personaje inspirándose en los habitantes de los barrios pobres, con pantalones holgados, una soga como cinto y un bigote muy particular. En las carpas bailaba, realizaba acrobacias y otros varios oficios.

Cantinflas, el personaje, nace —según una entrevista concedida por el propio Mario Moreno en 1961 a Luis Suárez de la revista Siempre!— en la ciudad de Xalapa, Veracruz, México, exactamente en el corazón de ésta; el conocido parque Juárez, el parque principal de la ciudad.

De joven, realizaba una variedad de actos en carpas rodantes, y fue en ellas donde recibió el apodo de «Cantinflas»; sin embargo, el origen del nombre se pierde en la leyenda. Según un obituario, es un nombre sin significado alguno, que fue inventado a fin de evitar que sus padres se enteraran de que trabajaba en el negocio del espectáculo, que consideraban una ocupación vergonzosa. Esta es la explicación que dio el propio Mario Moreno en su última entrevista televisiva en 1992.​

En otra versión, el ensayista mexicano Carlos Monsiváis cita el legendario origen del discurso del personaje:

De acuerdo con una leyenda con la que él está de acuerdo, el joven Mario Moreno, intimidado por el pánico escénico, una vez en la carpa Ofelia olvidó su monólogo original. Comenzó a decir lo primero que le viene a la mente en una completa emancipación de palabras y frases y lo que sale es una brillante incoherencia. Los asistentes lo atacan con la sintaxis y él se da cuenta: el destino ha puesto en sus manos la característica distintiva, el estilo que es la manipulación del caos. Semanas después, se inventa el nombre que marcará la invención. Alguien, molesto por las frases sin sentido grita: «Cuánto inflas» o «en la cantina inflas», la contracción se crea y se convierte en la prueba del bautismo que el personaje necesita.