«Promtear»: origen y significado de la nueva llave maestra de la Inteligencia Artificial

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En la era digital actual, un nuevo verbo ha emergido con fuerza, resonando en conversaciones sobre tecnología y creatividad: «promtear». Este término, adaptación directa del inglés «to prompt», se ha convertido en una palabra clave para describir la interacción fundamental con las inteligencias artificiales generativas.

En esencia, «promtear» es el acto de formular y entregar instrucciones, preguntas o directrices a un modelo de IA para que este genere una respuesta, ya sea texto, imagen, código o cualquier otro tipo de contenido.

Pero «promtear» va más allá de una simple petición. Implica un proceso de diseño de la entrada (el «prompt») que busca maximizar la calidad y relevancia de la salida de la IA. Un buen «prompt» es claro, específico, contextualizado y, a menudo, iterativo. Es el arte de saber qué preguntar y cómo preguntarlo para guiar a la máquina hacia el resultado deseado, convirtiéndose en una habilidad crucial para quienes buscan explotar el potencial de herramientas como ChatGPT, Midjourney o DALL-E.

El origen del término se encuentra, como mencionamos, en el vocablo inglés «prompt». Este verbo significa incitar, sugerir, o dar pie a algo. En el ámbito teatral o de guionismo, un «prompter» es la persona que «apunta» o «sopla» las líneas a los actores si las olvidan. Esta idea de «dar una señal» o «iniciar una acción» se traslada perfectamente al mundo de la IA: el usuario «incita» o «da pie» a la Inteligencia Artificial para que comience su proceso generativo.

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Aunque el concepto de «prompt» no es nuevo en informática –pensemos en las líneas de comando (command prompts) que esperan instrucciones del usuario–, su popularización masiva y la acuñación del verbo «promtear» están intrínsecamente ligadas al auge de los Modelos de Lenguaje Grandes (LLMs) y otras IA generativas.

Estas tecnologías no operan de forma autónoma en la generación de contenido específico sin una directriz inicial; necesitan ese «empujón» o «estímulo» que es el prompt para comenzar a trabajar y definir el alcance de su tarea.

La efectividad del «promteo» ha dado lugar a una disciplina emergente conocida como «ingeniería de prompts» (prompt engineering). Esta no se trata solo de escribir una frase, sino de entender cómo «piensan» estos modelos, qué tipo de lenguaje entienden mejor, cómo estructurar las peticiones para evitar ambigüedades, y cómo refinar los prompts progresivamente para obtener resultados óptimos. Incluye técnicas como proporcionar ejemplos, definir roles, establecer formatos de salida o incluso pedir a la IA que adopte una cierta «personalidad».

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En definitiva, «promtear» es más que una moda; es una nueva forma de alfabetización digital y una habilidad esencial en el siglo XXI. A medida que las IA se integran más en nuestras vidas profesionales y personales, la capacidad de comunicarse efectivamente con ellas a través de prompts bien elaborados se vuelve crucial.

Dominar el arte de «promtear» no solo desbloquea el vasto potencial creativo y productivo de estas herramientas, sino que también nos posiciona como participantes activos, y no meros espectadores, en la revolución de la inteligencia artificial.

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