Que se preocupen en Videna en no traer “otro” Juan Reynoso (Análisis)

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Juan Reynoso no dio la talla como entrenador de la selección peruana, le quedó grande el puesto y ante la evidencia del pupiletras indescifrable que manejó tras seis fechas de la Eliminatoria para el Mundial del 2026, admitió que la puerta de  salida era la elección –que no quería- para dar por finalizada su destartalada labor en San Luis.

En sus dos años con el buzo de la bicolor sembró dudas desde el inicio con un descrédito machacado por los resultados, algunos triunfos y derrotas, en los amistosos previos al proceso eliminatorio.

Llegado el momento de la Eliminatoria al Mundial del 2026 tenía que mostrar la madera troncal de una sensata  conducción del equipo. Era lo esperado, la prolongación de un mundial clasificado para Rusia 2018 y otro trunco por un repechaje para Catar 2022.

Con Paraguay el 0-0 fue un tibio comienzo, Pedro Gallese salvó su arco con arriesgadas intervenciones y los palos hicieran el milagro donde se estrellaron los misiles guaraníes.

De ahí para adelante la cadena de derrotas ante Brasil, Chile, Argentina y Bolivia socavaron el terreno para la fosa donde irían a parar los retazos del fútbol por un culpable evidente: Juan Reynoso.

Con el resultado del 2-0 adverso ante Bolivia se mezcló en la Videna el menjunje del remedio casero para purgarlo aunque se esperó el resultado contra Venezuela que fue finalmente un empate pálido e insípido.

Con dos puntos y últimos en la tabla de posiciones, ya era insostenible que pudiera mantenerse. Sin embargo, tuvo una feroz defensa a su trabajo y que lo percibía con sus jugadores que se inmolaban en cada jugada. Una mentira que se creó porque Luis Advíncula provocó su segunda tarjeta amarilla para marcharse a Buenos Aires al quedar inhabilitado de jugar ante la Vinotinto.

Finalmente, la novela de Reynoso tiene un final. No es feliz, se va porque trabajo no convenció, usó muchos jugadores, no se veía un funcionamiento adecuado y por ello ya lo borraron de la Videna.

La ausencia al Mundial norteamericano es casi un hecho, eso es lo que duele y por ello en su hora más triste, se queda en su sesgada propuesta de que podrá dar solución al tema de la clasificación. Habrá querido decir para el Mundial del 2030 y eso si tendrá su revancha aunque para la selección peruana, Reynoso es un caso cerrado. (Hugo Laredo).