Sin libertad de prensa, no hay democracia. Sin democracia, no hay libertad de prensa

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Este 1 de octubre nos encuentra en circunstancias desafiantes para la actividad periodística en todo el Perú. El intento de recorte de libertades informativas no ha prosperado por la acción y reacción de instituciones como la Asociación Nacional de Periodistas del Perú. El asedio permanente a quienes informan, demuestra que, tanto hoy como ayer, quienes pretenden acortar espacios democráticos lo primero que buscan es neutralizar el derecho a decir y saber.

En esas circunstancias, la ANP evoca en esta fecha, una de sus consignas que ha sido enérgica respuesta en contextos autoritarios: Sin libertad de prensa no hay democracia; y sin democracia no hay libertad de prensa. Por ello, fiel a sus valores y principios, no puede, ni debe guardar silencio cuando hay arremetidas que socaban la institucionalidad país. Una institución casi centenaria tiene la responsabilidad de defender a las y los periodistas, al periodismo y la democracia.

En los últimos meses la ANP ha registrado 207 ataques a periodistas en el contexto de protesta social, un intento fallido de instaurar un protocolo “express” para coberturas que se quedó sin defensores, la frustrada propuesta de “ley mordaza” y una atenuada tentativa de criminalización de la expresión, encubierta en un pedido de facultades legislativas. Los periodistas una y otra vez se convierten en el objetivo. Quienes concentran poder político quieren acotar al máximo su capacidad de informar. Las y los periodistas, los medios, son incómodos para quienes actúan como aplanadora cuando les hablan de derechos y libertades. Y eso ocurre, indistintamente, en Lima o regiones. Quienes detentan poder no tienen miramientos, replican ilegítimas prácticas y pretenden imponer formas de gobierno trasgresoras, marcadas por el silencio y la tiranía. Los enemigos de la libertad de prensa se coluden naturalmente en el mismo fin.

El propósito es cercar a la prensa, debilitarla, aleccionarla. Menoscabar el derecho a la información de la ciudadanía. Procurar una sociedad de silenciosos y silenciados. La crisis de confianza en los medios -que nos tiene que interpelar- es tierra fértil para esa aspiración.

Es pertinente en una fecha como esta rendir homenaje a aquellos periodistas que en todo el país libran sus propias batallas. Desde el reporterismo, las unidades de investigación, los periodistas independientes en regiones que, en medio de la absoluta precarización, son quienes a diario nos dan las más sublimes lecciones de lo que es hacer periodismo en el Perú.

Esta fecha de reflexión y reivindicación, también se impone la impronta ética. El recordarle a nuestros colegas que tenemos el deber, todos los días, de reivindicar la esencia del periodismo. No hay pretexto editorial para pisotear cuestiones éticas fundamentales. Son adversarios al buen periodismo aquellos que contrabandean mentiras por verdades. Este 1 de octubre hacemos una abierta invocación a nuestros colegas a no renunciar a hacer su trabajo.

Como lo viene haciendo desde su nacimiento en 1928, la ANP reafirma en esta fecha su doctrina gremial, su compromiso con la búsqueda de justicia en los casos de periodistas asesinados, desaparecidos, hostigados judicialmente, estigmatizados, perseguidos por su apuesta colectiva sindical y los privados del derecho al trabajo. Con dedicación, esfuerzo y sacrificio, esta institución gremial seguirá su camino y su misión, a sabiendas que cuando logra derrotar a quienes arrinconan a los periodistas, gana el periodismo y la ciudadanía.

Sin libertad de prensa no hay democracia y sin democracia no hay libertad de prensa. Lo saben bien. Lo sabemos bien.

Perú, 1 de octubre del 2023

Asociación Nacional de Periodistas del Perú

Comité Ejecutivo Nacional

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