Sucesión de Corbyn abre una guerra en el Partido Laborista británico

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LONDRES.- La sucesión de Jeremy Corbyn como líder del Partido Laborista británico tras la dura derrota electoral ha abierto una guerra en la formación opositora, dividida entre el sector que apostaba por defender el «brexit» sin matices y el que presionó para incluir un segundo referéndum en su programa.

El laborismo ha sufrido el peor resultado en más de ochenta años, desangrado por el tirón del conservador Boris Johnson entre los votantes favorables a salir de la Unión Europea del centro y el norte de Inglaterra, tradicionalmente caladeros de la izquierda.

El partido se prepara ahora para unas primarias que espera concluir a finales de marzo, un proceso que ha incrementado la visibilidad de las divisiones internas y multiplicado los reproches cruzados sobre las responsabilidades de la debacle en las urnas.

En las circunscripciones que han dejado de ser laboristas, mayoritariamente antiguas zonas industriales deprimidas que votaron por el «brexit» en el referéndum de 2016, se acusa a Corbyn de haber minusvalorado el deseo de esa población por ejecutar la salida de la UE, que perciben como una solución a sus problemas.

En Londres y otras zonas urbanas, en cambio, achacan a la dirección no haber conectado con los votantes al partir de un programa radical que proponía un enorme incremento del gasto público y nacionalización de empresas.

La disputa sobre el «brexit» se entremezcla con la segmentación ideológica en el seno del laborismo. Corbyn representa el ala más izquierdista, mientras que la facción que encarna el ex primer ministro Tony Blair reclama un viraje hacia el centro.

EN BUSCA DE UNA LÍDER

Uno de los aspectos en los que hay cierto consenso en amplios sectores del partido es que una mujer debería ser la próxima líder, si bien la decisión la tomarán los más de medio millón de afiliados con derecho a voto en las primarias.

Rebecca Long-Bailey

La portavoz para Empresas, Rebecca Long-Bailey, cercana a la actual dirección y que ha mantenido cierta ambigüedad respecto a la UE, parte como una de las favoritas y podría formar equipo con la portavoz de Educación, Angela Rayner, que sugirió durante la campaña que votaría por el «brexit» si hubiera otro referéndum.

Entre aquellos que han defendido los lazos con la UE se sitúan como probables candidatos el portavoz para el «brexit» de la formación, Keir Starmer, y la jefa del gabinete de Corbyn, Emily Thornberry, la primera que ya ha confirmado que se presentará a las primarias.

ACUSACIONES CRUZADAS

La acritud que se respira en las filas laboristas se ha puesto de manifiesto con las acciones legales que ha iniciado Thornberry contra la expdiputada Caroline Flint, una de las laboristas que ha perdido su escaño.

Flint acusó a Thornberry, diputada por un distrito de Londres, de haber llamado «estúpidos» a los votantes laboristas de Don Valley (norte de Inglaterra), mayoritariamente favorables al «brexit», algo que Thornberry asegura que es «absolutamente falso».

Han arreciado además las críticas contra Corbyn. Blair alertó este miércoles de que el partido está «acabado» si la «extrema izquierda se mantiene en una posición de autoridad».

El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha argumentado por su parte que la derrota electoral se debió a la falta de popularidad de Corbyn entre el electorado, a un programa demasiado radical y a los problemas para lidiar con las acusaciones de antisemitismo en el partido.

«Si somos honestos con nosotros mismos, el laborismo sencillamente no presentó a un candidato creíble para primer ministro ni un programa de prioridades creíble para gobernar», afirmó Khan.

El portavoz laborista de Justicia, Richard Burgon, achacó en cambio la derrota a la postura del partido sobre la UE.

«Mi circunscripción es una zona de clase trabajadora que votó en más de un 60 % por el ‘brexit», subrayó Burgon, quien calificó el resultado electoral de «desastroso» y llamó al partido a analizar sus errores con «humildad».

Flint, por su parte, afirmó que en el laborismo hay un peso excesivo de las voces que provienen de «ciudades metropolitanas y localidades universitarias».

AMBIGÜEDAD CONSTRUCTIVA

Corbyn ha mantenido desde 2016 una postura respecto al «brexit» que ha sido generalmente descrita como «ambigüedad constructiva».

El líder laborista trató de mantener la fidelidad de cerca del 30 % de sus votantes, que eran favorables a abandonar la UE, al tiempo que esperaba retener asimismo al resto de su electorado, partidario de permanecer en el bloque comunitario.

En la última campaña, Corbyn propuso renegociar el acuerdo de salida de la UE con Bruselas y someterlo a un nuevo referéndum, en el que el partido habría mantenido una postura «neutral» respecto a salir o quedarse en la Unión.

VOTO «PRESTADO» AL PARTIDO CONSERVADOR

«La pregunta ahora es cómo volveremos a conectar con las zonas clave de la clase trabajadora, con esa gente que ha desertado de nosotros en estas elecciones», ha afirmado el diputado laborista Stephen Kinnock, quien considera que miles de votantes han «prestado» su voto a los conservadores para que sean ellos los que ejecuten el «brexit».

El primer ministro, el «tory» Boris Johnson, tratará por su parte de fidelizar a sus nuevos votantes durante esta legislatura con un ambicioso programa de inversiones en el norte de Inglaterra.

EFE/Foto: elconfidencial.com

 

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