MADRID (España).- La francesa Isabelle Guyon; el alemán Bernhard Schölkopf y el ruso Vladimir Vapnik han logrado el premio Fundación BBVA en la categoría de Tecnología de la Información por sus trabajos en el aprendizaje automático de las máquinas que están transformando nuestro mundo cotidiano.
Los galardonados han desarrollado métodos para que los ordenadores adquieran una habilidad humana básica, reconocer patrones en grandes cantidades de datos y poder calificarlos por categorías en un proceso en el que la máquina aprender de numerosos ejemplos.
Su trabajo, según el jurado, “está contribuyendo a la transformación de nuestro mundo cotidiano, mejorando campos tan diversos como el diagnóstico médico, la visión por ordenador, el procesamiento del lenguaje natural y la vigilancia del cambio climático”.
Los tres han dado forma al campo del aprendizaje de las máquinas, una disciplina central de la inteligencia artificial moderna, desarrollando la teoría y la aplicación de las Máquinas de Vectores Soporte (SVM), ha dicho en una rueda de prensa Ron Ho, secretario de jurado del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento.
Vapnik (1936, antigua Unión Soviética), una “leyenda viva”, según Ho, y Guyon (1961, Francia) crearon las SVM, mientras Schölkopf (1968, Alemania) potenció esta herramienta matemática aplicando los llamados métodos de núcleo (kernel) que permiten establecer categorías mucho más específicas y multiplicar sus aplicaciones.
Las SVM y los métodos de núcleo permiten que las máquinas inteligentes puedan ser entrenadas para reconocer y clasificar conjuntos de datos, incluso mejor que las personas.
Así se emplean en genómica, investigación contra el cáncer, neurología, diagnóstico por imagen, investigación sobre el clima e incluso han servido para que Schölkopf haya contribuido al descubrimiento de 21 exoplanetas.
El principal escollo es, según Vapnik, que la maquina reconozca y diferencie entre objetos o entre diferentes diagnósticos médicos, puesto que no se le puede dar una regla sino que tiene que aprenderla por sí sola.
Schölkopf, director del instituto Max Planck para sistemas inteligentes, ha agradecido en videoconferencia el galardón y lo ha hecho castellano, pues su esposa es de San Sebastián y él tiene “una relación especial con esta parte del mundo”.
Un galardón recibido como “un gran honor y placer” por Vapnik, catedrático de la Universidad de Columbia (EEUU) y consultor de Facebook en Inteligencia artificial, mientras que Guyon, catedrática de Big Data en la Universidad de París-Sclay no pudo participar al estar de viaje.
Los tres recibirán un premio de 400,000 euros a repartir, además de un diploma y un símbolo artístico, al igual que los premiados en las otras siete categorías que distinguen estos galardones.
Durante la videoconferencia Schölkopf y Vapnik contestaron a preguntas sobre el futuro de la inteligencia artificial, su capacidad de desbancar a la humana y sus efectos en la sociedad.
Ambos coinciden en la dificultad de predecir lo que la tecnología traerá en el futuro, porque “se desarrolla tan rápido que hace un par de años yo no era capaz de imaginar lo que veo hoy día”, dice Vapnik.
Sin embargo, sí se aventura a decir que en unos 20 años ya solo se conducirá por placer pues será una tarea de los coches inteligentes y se dice convencido de que “algo va a suceder, vivimos en una sociedad totalmente diferente, no sé si será bueno o malo pero algo va a ocurrir”.
Schölkopf ha calificado de “apasionante” poder ver cómo el mundo se transforma con las nuevas tecnologías, un proceso que equipara a la Primera Revolución Industrial.
La inteligencia artificial va a transformar el mercado laboral y los ordenadores sustituirán a las personas en algunas tareas, pero no en todas, “algunos trabajos se perderán, pero surgirán otros nuevos”, ha dicho.
Y es que los ordenadores pueden ser mejores que los humanos en ciertas tareas, por ejemplo jugando al ajedrez, “pero luego no se levantan y hacen la cena”
“A los ordenadores les falta -dice- la comprensión causal del mundo”, es decir ante un mutación genética saber determinar si esta es causa o consecuencia de un cáncer y no cree que ese tipo de “inteligencia general” puedan tenerlo las máquinas en un futuro cercano.
El científico alemán, un apasionado de astronomía desde la infancia y orgulloso de que su trabajo haya servido para localizar una veintena de exoplanetas, incluso uno en la zona de habitabilidad de su estrella, considera que es “cuestión de tiempo” que encontremos un planeta similar a la Tierra.
Sin embargo, ha destacado que no solo será difícil llegar a él, sino que “es poco probable que soporte nuestro tipo de vida” por lo que la única opción es “tratar la Tierra con muchísimo cuidado”.
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