PUERTO ESPAÑA (Trinidad y Tobago).- En los barrios populares de Trinidad y Tobago, nació el steelpan como resistencia creativa de los afrodescendientes a la prohibición colonial de sus tambores tradicionales, y hoy es himno de unidad en todo el Caribe.
En los años 30, bidones de aceite abandonados en los puertos se transformaron en instrumentos de percusión. Jóvenes músicos identificaron como martillando la superficie metálica, podían crear escalas musicales.
Nacía de esta manera, el único instrumento acústico inventado en el siglo XX, un símbolo de resistencia que convirtió la chatarra en arte.
Los estudios sociológicos muestran que la migración trinitense llevó el steelpan a Granada, donde se convirtió en pieza esencial de festivales, y a San Vicente, donde se mezcló con los ritmos de soca.
En Santa Lucía y Antigua, las steelbands son ahora atracciones turísticas, y en Jamaica, donde reinó el reggae, se integró el ritmo del steelpan incluso en los programas de estudio en las escuelas.
Eventos como el Carifesta (Festival de Artes del Caribe) y el World Creole Music Festival en Dominica convirtieron el steelpan en signo distintivo de sus programas.
El director de la Steelband Paradise de Barbados, Marcus Joseph, declaró que “cada nota de esta expresión, cuenta una historia de lucha y alegría. Somos muchas islas, pero el steelpan nos recuerda que compartimos un mismo latido”.
Aunque el instrumento se “globalizó”, Trinidad sigue siendo su corazón. Cada año, el carnaval en ese país, reúne a orquestas de 100 músicos, en una competencia que paraliza la isla.
“Es nuestra ópera callejera”, dijo Shanice Peters, percusionista de los Renegades Steel Orchestra. «Martillamos el acero para recordar quiénes somos», concluyó.
En 1992, el steelpan fue designado instrumento nacional en Trinidad y Tobago; se enseña en las escuelas y se fabrica en talleres. Para el historiador Kelvin Mohammed, “su verdadero valor está en cómo transformó el dolor en belleza. Es el sonido del Caribe que se reinventa sin perder sus raíces”.
Hoy, mientras orquestas desde Bahamas hasta Tobago afinan sus tambores, el repique metálico confirma que el hierro no solo forjó cadenas en el Caribe: también forjó su música.
Fuente y foto Prensa Latina
