A Bill Cosby lo persigue su fama de violador

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Hace un año redacte una columna que hoy recobra validez, el protagonista era y es el cómico Bill Cosby. Un artista norteamericano que hizo mucho bien en su trabajo con niños (con los que tenía un alcance especial), que les abrió las puertas universitarias a muchos miembros de minorías raciales, un ejemplo. Sin embargo, lo que edificó con una mano, lo destruyó con la otra.

Una nueva prueba que data del año 2005 demuestra cómo Bill Cosby admitió haber usado un fármaco para abusar de una joven sin su consentimiento. En esos momentos el actor buscaba librarse de una pena judicial que lo podría poner tras las rejas, y como parte de un arreglo con la víctima (que seguramente significó varios “billetes verdes”) reconoció su culpa. Ahora se presenta como una confesión que judicialmente no lo afecta, como figura pública termina de hundirlo.

A pesar de las más de 20 acusaciones de violación sexual, Bill Cosby insistía en alegar su inocencia. Hace meses este columnista ya dudaba de su credibilidad, pues ¿qué podían ganar mujeres cuyos casos ya estaban prescritos? Sólo lograrían credibilidad, justicia, una respuesta tardía al exceso de poder que el humorista utilizó. La mayoría de denuncias datan de los años en que Cosby reinaba en la televisión y dicen que hasta se permitió amedrentar a sus víctimas por medio de amenazas. Una joyita.

Hoy, la mega empresa Disney retiró su busto de bronce del parque de atracciones situado en Orlando (el principal de la franquicia), estuvieron a punto de extraer su “estrella” del Paseo de la Fama de Hollywood. Sólo su amiga Whoopi Goldberg lo defendió a “capa y espalda” y se ganó las críticas de las mujeres. Ahora, tampoco hay que hacer un drama por las declaraciones de la actriz, pues ella nunca ha sido un ejemplo de coherencia, más bien es reconocida por admitir sus adicciones cual fueran motivos de gracia. Esto es lo que escribí hace un tiempo:

“Tiene fama de llevárselas a la cama”, esa podría ser una frase que describiera al septuagenario actor Bill Cosby, pero no se ciñe a la realidad en su totalidad, pues según sus varias acusadoras el cómico se valía de drogas para adormecer a las mujeres y abusar sexualmente de ellas, un violador que no confiaba en su atractivo físico.

Antes de proseguir con la presente columna quiero aclarar que se trata de las declaraciones de numerosas féminas que han dado la cara, la mayoría recientemente, para exponer públicamente los delictivos vicios del comediante. Hoy las risas se han apagado en el entorno de Cosby, que se enfrenta al repudio público.

La defensa del otrora protagonista del sintonizado Show de Bill Cosby esgrime que las presuntas violaciones sucedieron hace décadas, por lo que legalmente no procederían. Puede ser cierto, pero es seguro que el artista no disfruta del rechazo multitudinario del que es objeto a diario. El dedo acusador lo apunta constantemente.

Sus amigos y familiares indican que las denuncias tardías responden a intereses, habría que aclarar cuáles. Pues se trata de mujeres mayores, varias retiradas de la escena pública, que difícilmente se sometan a todo este escándalo por quince minutos de fama. Es más, resulta coherente pensar que hace años el poder de Cosby era tal que lo hacía un hombre de temer.

Quizás no logren siquiera una compensación económica, pero han logrado que dos cadenas televisivas saquen de sus planes al exintérprete del ginecólogo Phillip Huxtable. Incluso la Universidad de Massachusetts, donde Bill se graduó y que siempre contó con su patrocinio, hoy se niega a seguir recibiendo su colaboración.

El actor ha deslizado estar sumamente disgustado por los desplantes laborales que se le han presentado. Incluso una serie cómica que planeaba revivir sus viejos años de gloria ha sido sacada de agenda. El regreso a la pantalla chica se vio frustrado para el presunto violador, pero no necesariamente por las denuncias.

Pues, Brian Singer, el cineasta responsable del éxito de los X Men también fue acusado de haber forzado a un adolescente a tener relaciones sexuales hace varios años. Pero su vigencia laboral le permitió seguir contando con el apoyo de la industria del entretenimiento, hasta que el denunciante se retractó. Es probable que la televisora no viera mayor porvenir en el regreso de Cosby a la pantalla chica y por ello aprovecharon el escándalo para “romper palitos”.

 

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