Beto Ortiz propone un magazine, con algo de política

shadow

 

La etapa de Beto Ortiz como entrevistador en Abre los ojos me permitió entusiasmarme con la posibilidad de un espacio que pusiera en jaque a los políticos apenas meses de las elecciones presidenciales y de parlamentarios. Pero la verdad que La noticia rebelde es más una decepción que otra cosa.

Beto Ortiz no logró despercudirse de la obsesión por el rating que mostró en sus temporadas al frente de El valor de la verdad, una propuesta que además de presentar a vedettes, figurettis y otros miembros de nuestra infausta farándula local, se caracterizó por ventilar vergüenzas ajenas que nada bueno hacían por el televidente.

Hoy, La noticia rebelde mejor haría en llamarse La noticia traviesa o malcriada. Lo más celebrado del programa de Beto Ortiz son esos videítos armados sobre personajes políticos que más tienen de memes, tan difundidos en Internet, que de información real, concisa, necesaria, caray, estamos frente al triste fenómeno de las elecciones más desinformadas de las últimas décadas.

Sobre todo si se tiene en cuenta que la prensa escrita carga con el peso del monopolio cada vez menos asolapado del Grupo El Comercio, es decir una sola y única voz que muchas veces prefiere callar, hacer migas con candidatos, respaldar sus propios intereses politiqueros, sacrificando al público, que desgraciadamente van como ganado al matadero, sin enterarse y llenos hasta el hartazgo de lo que unos cuantos no quieren vender como “verdad”.

Beto Ortiz no es ningún idiota, él ha preferido no meterse en “camisa de once varas” y proyecta un producto ligth que quiere pasar por trasgresor. Creemos acaso que los hombres y mujeres en el poder se molestan ante las payasadas que muestra La noticia rebelde, más bien deben estar contentos que los temas gravitantes no sean abordados con severidad.

Estoy seguro que La noticia rebelde es bastante redituable en términos de sintonía, que parece ser la única bandera que gusta de enarbolar Beto Ortiz. Mientras el otro canal nos deja sin espacios incomodos al poder, acaso han reemplazado a Milagros Leiva por otro entrevistador agudo, no. Su desafuero responde a más que el supuesto dinero pagado a Belaunde Lossio, era incómoda para los “amigotes” de El Comercio, y por eso ni la reemplazan.

¿Cómo estarán las cosas? Que hoy el canal estatal aparece más plural que los medios privados, ¿adónde nos están llevando estos broadcasters? A la desinformación, a vivir como en la época de Fujimori. Y en algunos casos hasta peor, pues en medio de la dictadura del hoy reo, en las calles y aulas se hablaba de política en serio.

En esos años, Beto Ortiz se la jugaba de veras desde un pequeño canal de televisión, Canal N se ganaba un prestigio ventilando los temas que Fujimori y Montesinos barrían por debajo de la alfombra, ayudaron a tumbarse al régimen nefasto con el primer vladivideo. Hoy, Ortiz y El Comercio (dueños del Canal N) se han pasado a la vereda de la desinformación. El Perú paga los “platos rotos”.

Foto: La Prensa Perú

 

Leave a Reply