Claudia Dammert deja un espacio irremplazable

 

Claudia Dammert, recuerdo que la primera vez que la vi fue en la recordada telenovela Carmín como la mamá (un poco alocada) de Tania Helfgott. Y, según se, ella era un poco así, espontanea, rebelde, inquieta, alguien que no se dejaba atropellar por la vida, que decía lo que quería decir. Claudia Dammert es tía de Johanna San Miguel (otra actriz sin pelos en la lengua), y hace mucho tiempo conocí la casa de los San Miguel, y esa familia tenía la autenticidad como bandera.

Por eso, no me extraña que Claudia Dammert siempre se haya acostumbrado y nos haya acostumbrado a tenerla en un escenario protagonizando monólogos femeninos, humanos, corajudos. Enseñándonos desde las tablas que tenemos que mantener la mente abierta, librarnos de tradiciones prehistóricas, sacudirnos de prejuicios, montarnos en el nuevo siglo y avanzar. Cuánto camino nos falta por recorrer en ese sentido, Señora Dammert, y qué difícil va a ser recorrerlo sin una mujer como usted.

Ese infarto que la encontró montando bicicleta el 5 de noviembre es sólo la nota periodística, pero su muerte es el profundo silencio que nos embarga a todos en estos momentos. Hace unos días, y con clara predestinación, la propia Claudia Dammert reflexionó sobre la muerte en Facebook, y entre muchas ideas dejó el pedido que su partida sea “una fiesta para todos los que la conocieron”. Qué pena, quizás más adelante, ahorita no me siento con ánimo de celebrar. Aunque sí se celebra la vida de una mujer talentosa que dedicó más de 50 años a entretener a la audiencia. También, no podemos evitar preguntarnos: ¿Por qué, Claudia Dammert, te fuiste apenas a los 68?

Pero, en sintonía con su pedido, decimos:

¡Gracias Claudia Dammert, gran actriz nacional! ¡Gracias por esta vida de talento!

 

Leave a Reply