¿Democracia moderna?

 

A 25 años del cinco de abril de 1992 Alberto Fujimori, vía Twitter, reclamó ser el constructor de la democracia moderna en el Perú. Un despropósito que solo es explicable desde la prisión y la desmemoria. O desde la soberbia autista de quien se sigue creyendo el centro del mundo.

Algunos de sus partidarios se atreven a decir que el autogolpe no lesionó la democracia sino que la salvó. Otro despropósito de quienes al parecer vivieron en otro país y en otra época. Porque lo que vivimos fue un acto militar que dio paso a una larga autocracia sin equilibrio de poderes, sin alternancia electoral, sin jueces ni fiscales autónomos, sin parlamento independiente y lo peor con medios comprados en sus líneas informativas. Son algunos de los indeseables rasgos de la democracia moderna que sufrimos con la presidencia de Alberto Fujimori y el cogobierno de Vladimiro Montesinos. La famosa dupla del terno azul y la corbata a lunares que hizo y deshizo con el Perú como botín político y económico.

Pregunta a tus mayores dice Fujimori desde la cárcel. Y es en lo único que acierta, porque tenemos una mayoría de jóvenes que desconocen lo que sucedió durante el ochenio que siguió al cinco de abril. Esa telenovela negra de corrupción, abusos, latrocinios, excesos y crímenes que no deben repetirse. Si durante su gobierno logró vencer al terrorismo no fue por el cinco de abril sino por la sociedad que rechazó la prédica violentista de Sendero Luminoso y del MRTA. Tampoco era necesaria la ruptura constitucional para la privatización de las empresas o para las reformas liberales que implementó. Desde el 28 de julio de 1990 Fujimori tuvo un Parlamento complaciente, para nada obstruccionista, que le confió facultades delegadas y permitió que su partido presidiera ambas cámaras.

No procede ningún olvido si queremos impedir que se repita el drama.

 

Leave a Reply