Ante la miopía de las autoridades del penal El Altiplano, Joaquín Guzmán Loera en el verano pasado restableció su alianza con Èdgard Valdez Villarreal (a) “La Barbie” y Héctor Beltràn Leyva (a) “El H”, para presentarse como los adalides de los derechos humanos y movilizar a los internos para una huelga.
En un primer momento se consideró que los capos del cártel de Sinaloa se preparaban para protegerse de una narcoguerra en la cárcel, ante la caída del capo del cártel de sicarios “Los Zetas”, Miguel Ángel Treviño (a) “Z-40” y de Servando Gómez Martínez (a) “La Tuta”, el predicador mafioso que encabeza el cártel de “Los Caballeros Templarios”, entre otros buenos muchachos del submundo del polvillo blanco.
Joaquín Guzmán Loera (a) “El Chapo”, Èdgard Valdez Villarreal (a) “La Barbie” y Héctor Beltràn Leyva (a) “El H”, organizaron una protesta de presos en febrero pasado, amenazando con una huelga si no se respetaban los derechos humanos.
Nadie se imaginaba que en ese turbulento ambiente carcelario que, como en la ranchera mexicana, estaba “cerquita del infierno”, “El Chapo” había empezado a mover sus fichas para el “gran escape”, ante las narices de las autoridades que redoblaron la vigilancia con cámaras de seguridad.
De la noche a la mañana el trío de mafiosos, encabezó un movimiento “reivindicativo” para ganarse a los internos, e hicieron circular un memorial firmado por cerca de 140 reos dirigida al Procurador General de la República para denunciar las condiciones “inhumanas” en las que están recluidos, que incluyen comida con gusanos o colchones maltrechos para la visita conyugal.
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CNDH recibe queja de ‘El Chapo’, ‘La Barbie’ y más reos del Altiplano
En la misiva de 11 páginas escrita a mano y firmada de puño y letra por los más avezados narcotraficantes, secuestradores, homicidas y pedófilos solicitan a la estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que revise las condiciones inhumanas en que sobreviven tras las rejas, incidiendo en la falta de atención médica, hacinamiento en las celdas, falta de comunicación o sólo una hora al día al aire libre.
Nadie se imaginaba que, en esos momentos, se gestaba el gran escape del “Chapo” Guzmán.
La chicha está fermentando
Entre los últimos personajes del hampa ingresados en El Altiplano figura en primera línea el capo del cártel de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez (a) “La Tuta” y José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, acusado de ordenar el asesinato de los 43 estudiantes desparecidos, por medio de los sicarios del cártel “Guerreros Unidos”.
Este penal de muros de un metro de espesor y severas medidas de vigilancia fue el primero de máxima seguridad en México inaugurado a inicios de los 90 para evitar la fuga de reos de la talla del histórico capo Rafael Caro Quintero, uno de sus primeros huéspedes.
Se redobló la vigilancia en el penal de máxima seguridad “El Altiplano”, ante la llegada de los capos del narcotráfico azteca, pero la procesión iba por dentro y, como dicen los veteranos reclusos, la chicha estaba fermentando.
Plan fuga a la mexicana
La estrategia del “Chapo” Guzmán era ganarse a la población penal, para lo cual hizo circular la carta de “denuncias”, a la que se sumaron Daniel Venegas Martínez y Aurelio Arizmendí, miembros de una banda de secuestradores que acostumbraba a cortar las orejas de sus víctimas para enviarlas a sus familiares, y José Luis Canchola, plagiario secuestrador del entrenador argentino de fútbol Rubén Omar Romano.
En el documento los presos también se quejaban de que las salas de visita son “insalubres”, con mobiliario y ventanas rotas, y de que las habitaciones para la visita conyugal están en pésimas condiciones y tienen “colchones hechos cunas, con alambres salidos y no se diga lo sucios por el uso y mal aseados”.
La firma de “El Chapo” Guzmán figura en medio de las rúbricas de cien presos para guardar perfil bajo.
Después de ser catalogado por la revista Forbes, como uno de los 400 hombres más ricos del mundo, “Chapo” Guzmán afirmó que no tenía ni un dólar.
Aseguraban, además, que debìan convivir “con el olor de los sanitarios, (…) fugas de agua, el constante taponamiento y el óxido que brota por todos lados, producto de los muchos años de servicio y poco de reparación”.
Todo lo cual era cierto, si tenemos en cuenta que en julio pasado, cerca de 100 reos de El Altiplano –ubicado a 85 km de la capital– realizaron una huelga de hambre para reivindicar sus derechos.
Un funcionario de la oficina de prensa de la Comision Nacional de Derechos Humanos, CNDH confirmó en ese entonces que el organismo recibió la carta el 25 de febrero pasado que “estudiará, revisará y valorará la información y, en su momento, dará una respuesta”.
Mientras tanto, la Comisión Nacional de Seguridad, instancia que tiene a su cargo los centros penitenciarios, rechazó pronunciarse sobre la carta por no haber recibido notificación oficial de la CNDH.
La verdad de la milanesa
El hombre que apoyaba el “movimiento reivindicativo” del “Chapo Guzmàn” era nada menos que Édgard Valdez Villarreal (a) “La Barbie” quien, de acuerdo a los servicios de inteligencia, se convirtió en una pieza clave en las batallas contra “Los Zetas”, el cerco protector del cártel del Golfo. También libró una dura pelea por el control del puerto de Acapulco, ésta con grandes éxitos.
Frente a las operaciones del cártel del Golfo y su brazo armado “Los Zetas”, surgieron “Los Negros” bajo la batuta de “La Barbie” que también empleò bandas como la Mexican Mafia y la MS-13 para llevar a cabo asesinatos y otras actividades ilegales. El grupo estuvo involucrado en la lucha contra “Los Zetas” en la región de Nuevo Laredo por el control del corredor de tráfico de drogas.
https://www.youtube.com/watch?v=FVKiC3WEOMc
Héctor Beltrán Leyva (a) “El H”: después de la muerte de su hermano mayor, Arturo, durante un violento enfrentamiento con las autoridades mexicanas en el 2009, se convirtió en el heredero del cártel que lleva sus apellidos, actuando con mano dura, pero discreta.
Se registraron fuertes pugnas internas por el poder encabezadas por cabecillas como Sergio Villarreal ‘El Grande’ y el estadounidense Edgar Valdez ‘La Barbie’, que sembraron el terror en regiones del centro de México como Morelos.
https://www.youtube.com/watch?v=vmJgKB7XldI
Lo cierto es que la amenaza de una nueva huelga carcelaria, teniendo en cuenta la influencia de los capos de la droga, provocó que las autoridades cedieran para evitar un amotinamiento, con lo que “El Chapo”, sin querer queriendo había ganado la partida.
De esta manera logró una serie de reivindicaciones, especialmente que las cámaras de seguridad tuviesen “puntos ciegos” para respetar la intimidad de los presos, como el servicio sanitario que cinco meses después sería la puerta de salida al túnel de mil 500 metros, sin disparar un tiro. Un secreto a voces en el que las autoridades aztecas guardan sepulcral silencio.
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