El palo encebado de Roberto Mosquera

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Roberto Mosquera tiene un nuevo reto con la conducción de Sporting Cristal. El propio Roberto Mosquera sabrá bien porqué acepta el reto con un equipo que no tiene feeling con su propia hinchada.

El antecesor de Roberto Mosquera, Manuel Barreto, dejó números con sobras de una pésima campaña. Mal en la Copa Libertadores, el 4-0 ante Barcelona por años va a ser un sello imborrable, encima la actuación en la Liga 1 deja como señuelo un palo encebado por donde Mosquera deberá subir.

Se vuelve al comienzo: ¿Sabrá Roberto Mosquera en lo que se mete?

Mosquera, 63 años y una larga trayectoria como entrenador, tendrá el ofrecimiento de un apetecible proyecto que le han hecho llegar los directivos del club rimense. Se trata en todo caso de que se verá sometido a lograr resultados inmediatos y no habrá tiempo de reacomodar el equipo. Tendrá un plazo que deberá cumplir porque la exigencia estará fusionada con el logro del título de la campaña 2020.

No hay modo de pensar que en La Florida las cosas se lleven en cordial trato con el buen deseo si en el camarín  a ‘Tite’ Ortiz le dicen que ya no salga al campo de juego porque Independiente del Valle cumplió con pagar la rescisión de su contrato y por lo tanto pasaba a ser jugador del actual campeón de la Copa Sudamericana.

Hasta se piensa que el trueque llega por Washington Poroso que llegó al Rímac y no da sensaciones de ser un buen aporte. Más pierde Sporting Cristal con la salida de Ortiz.

Roberto Mosquera tiene a su favor cargar una mochila con muchas  campañas en el Perú y el exterior. Todo se cúmulo de experiencia le servirá para complacer a todos.

Los más difíciles serán los hinchas. Bien se sabe que el matrimonio con los aficionados están ligados a los números. Se trata de triunfos, buen juego, espectáculos de primera calidad, un pliego de reclamos que deberá atender desde un primer momento.

El gerente juan José Luque en un momento dijo que la salida de Manuel Barreto no fue por la influencia de la hinchada. No es cierto. La hinchada exige resultados y si el entrenador de turno los logra, habrá una larga convivencia.

Roberto Mosquera tiene a su favor conocer a la mayoría de jugadores. Es una ventaja, porque el camarín siempre es complicado y toma tiempo que el entrenador que llega, socialice con los futbolistas.

Otra ventaja para Mosquera es que su sistema de juego responde a buen trato del balón, la funcionalidad del mediocampo y el hambre ofensivo.

Ahí tendrá trabajo con Emanuel Herrera, el goleador argentino que no llega a su  recuperación plena tras la severa lesión de rodilla que lo dejó alejado de las canchas todo el año pasado.

No la tendrá fácil Mosquera, pero lo ayudará su experiencia y el hecho de ser alguien de la casa.

Perú tierra de grandes arqueros

Foto internet/medios

 

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