Hablemos de amor

 

Se estima que es asunto de poetas o de afamados amadores, pero según el reconocido psiquiatra Theodore Reik, el amar, aparte de representar dulce voluptuosidad, es un “algo” que representa necesidad fundamental y “todo un arte”, que empezamos a aprender desde la cuna y que -con suerte- culminamos en fin de fiesta… o tragedia, cuando “entregamos el equipo”.

Precisa este experto en “profundidades mentales”, que “el niño que no fue amado desde su llegada al mundo, no aprenderá a amar nunca”, y lo que es peor, no sabrá cómo conseguir el don maravilloso del “amor correspondido”.

La metáfora que emplea para definir lo dicho, es tan breve como cruel y a la vez cierta. “Si no aprendemos a leer tempranamente, tampoco aprenderemos a amar en la adolescencia y es muy probable que nos pasemos el resto de las edades, sin alcanzar laureles en tan difícil aprendizaje. Ampliando su tesis, el Dr. Reik precisa: “el niño que nunca fue besado, jamás besará a nadie. El amor que no es correspondido, exige desenvolverse y por lo tanto, no fructifica, por más empeño que ponga el aprendiz en ello”.

De acuerdo a profundos y controversiales  estudios y conclusiones de este máster teórico en amores: “La capacidad de amar, ha sido desigualmente distribuida, por lo cual, su magnitud e intensidades, varían considerablemente”, conforme diría yo, se demuestra en poemas y canciones que vuelan por el mundo entero. “El potencial de amar, habita en todos, pero no en todos, ni en todas,  se dan los factores que permitan activar esos factores, cosa que permitiría corresponder el amor, que se nos brinda, por lo menos, proporcionalmente, como todos hemos alucinado alguna vez, al enfrentar un desengaño.

Siguiendo a este satánico doctor, encontramos otro dicho: “La cuantía y calidad de afecto que podamos dar, será mayor o menor, dependiendo la cantidad –o magnitud- que tengamos disponible o que despierte en nosotros, la contraparte involucrada en el bolero”. Y eso dependerá también de ciertos perfiles de nuestra propia personalidad erótica.

Los que analizan científicamente las teorías del Dr. Reik, le aclaran que “la cuantía amorosa, que podamos dar, es una capacidad indesligable de nuestra personalidad”.

Bueno, algo así pretendía yo, explicarle a cierta pérfida engañadora,  una olvidada noche, pero ella, me mandó a freír monos en mi sartén de palo, motivando que horas más tarde, me aprendiera de memoria el tema “Amnesia”. Ese, que estelarizaba a cada rato, mi hermano ausente “José-José”. ¿Qué les parece? Otro psiquiatra, mi “bróder”, “El Loco” Péndola, cuando le hablo de olvidos, me replica que “la mente humana, tiene archivos ocultos”. Así pues, haga usted una rebusquita cuidadosa y luego me cuenta de quién se acordó, ahorita mismo, al leer estas fugaces líneas, expresadas con más “bobo” que gramática.

 

Leave a Reply