Japón: El diálogo, “única arma digna del ser humano”

 

Discurso del Papa a las autoridades

Larissa I. LópezViajes pontificios

“La historia nos enseña que los conflictos entre los pueblos y naciones, incluso los más graves, pueden encontrar soluciones válidas sólo a través del diálogo, única arma digna del ser humano y capaz de garantizar una paz duradera”.

Estas palabras han sido pronunciadas por el Papa Francisco en su discurso ante las autoridades y los miembros del Cuerpo Diplomático de Japón.

Después de mantener un encuentro privado con el primer ministro japonés, Shinzō Abe, el Santo Padre acudió al gran salón del complejo gubernamental Kantei para celebrar dicha reunión con las autoridades y los diplomáticos japoneses.

Confirmar a los japoneses en la fe

Tras el saludo de bienvenida del primer ministro Shinzō Abe, el Papa Francisco intervino con su discurso. En él señaló que las relaciones entre la Santa Sede y Japón son muy antiguas, desde la llegada de los primeros misioneros en el siglo XVI.

Después indicó que ha venido a Japón a “confirmar a los católicos japoneses en la fe, en sus esfuerzos de caridad por los necesitados y por su servicio al país del que se sienten ciudadanos orgullosos” y reiteró el lema de su visita “Proteger toda vida”.

Cuestión nuclear

Además, Francisco imploró a Dios “y a todas las personas de buena voluntad” a seguir impulsando y promoviendo las medidas necesarias “para que nunca más, en la historia de la humanidad, vuelva a ocurrir la destrucción generada por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki”.

De este modo, se mostró convencido de la necesidad de abordar la cuestión nuclear en un “plano multilateral”, “promoviendo un proceso político e institucional capaz de crear un consenso y una acción internacional más amplia”.

Cultura de encuentro y diálogo

Asimismo, el Papa se refirió a que “una cultura de encuentro y diálogo” resulta “esencial para construir un mundo más justo y fraterno”. Y destacó cómo en Japón, efectivamente, se ha reconocido “la importancia de promover contactos personales en los campos de la educación, la cultura, el deporte y el turismo”, conscientes de que estos “pueden contribuir en gran medida a la armonía, la justicia, la solidaridad y la reconciliación que son el cemento del edificio de la paz”.

Por otro lado, el Pontífice también subrayó la relevancia de la buena relación entre las religiones para un futuro de paz y para capacitar “a las generaciones presentes y futuras a fin de que valoren los principios éticos que sirven de base a una sociedad verdaderamente justa y humana”.

Así, remitió a las palabras del Documento sobre la Fraternidad Humana en torno al futuro de la familia humana en el que se anima a “asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio”.

Una “ecología humana”

Igualmente, al hablar sobre la belleza natural del país nipón, recordó las dificultades que encuentra la comunidad internacional para proteger la creación y que los jóvenes desafían a la sociedad a tomar “decisiones valientes” en torno a esta crucial cuestión.

En este sentido, también apuntó cómo el compromiso del cuidado de “nuestro hogar común” también debe considerar la “ecología humana” y remarcó: “La dignidad humana debe estar en el centro de toda actividad social, económica y política; se necesita fomentar la solidaridad intergeneracional y, en todos los niveles de la vida comunitaria, se debe mostrar preocupación por aquellos que son olvidados y excluidos”, ya que, “la civilización de cada nación o pueblo no se mide por su poder económico sino por la atención que dedica a los necesitados, así como en la capacidad de volverse fecundos y promotores de vida”.

A continuación, ofrecemos el discurso completo del Papa a las autoridades y cuerpo diplomático de Japón.

 

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