La magia y otros sortilegios

 

En el fútbol de hoy el predominio corporal mantiene su reino en contra del juego bonito, doblegado pero no vencido. Es una lucha permanente entre la rudeza y la magia que se levanta altiva para darle espacio a sus talentosos.

Los románticos del fútbol bien jugado añoran a Pelé, Maradona, Beckenbauer, Zico, Cruyff y otros tantos que infectaron al mundo con el virus de la pelota tratada con guantes de seda.

Christian Cueva, guardando las distancias, rescata el fútbol de mágica concepción, de quiebre, gambeta e impudicia para tratar con malicioso juego de cintura  a Keysher Fuller, fulero el tico en la marca para salvar su destino de rufián con poca ley en la defensa de su zona.

Fuller hoy debe estar con tratamiento quiropráctico para recomponer los huesos de la zona lumbar. Cueva hizo añicos con el inocente zaguero que no tuvo a mano ningún argumento válido para evitar que el arquero Leonel Moreira que trataba de hacer olvidar a  Keylor Navas, fuera batido pese a esfuerzo enorme de evitar el 1-0.

Cueva criticado y vapuleado, descuartizado en demasía, frotó la lámpara para liberar el genio que lleva dentro y hacer que el triunfo retorne a la selección tras una parálisis de resultados donde Costa Rica misma derrotó a la bicolor por 3-2 en noviembre del año pasado en Arequipa.

Con Cueva puede tejerse muchas cosas, que engordó en Brasil, que Jorge Sampaoli lo borra de las listas, que no juega y no está en condiciones de ser convocado para la Copa América.

Sin embargo la pauta será diferente en adelante tras el golazo, enorme y grande como el propio Monumental,  testigo de la resurrección del jugador de Huamachuco, pegado siempre a su polémico comportamiento fuera de las canchas.

Ricardo Gareca no lo  margina, lo tiene en su mente, ni pensar que no lo ponga de titular. Y Cueva responde con una actuación soberbia, un gol de mucho ingenio y provocación para ser recordado siempre.

Entonces hay que pensar que Perú puede hacer algo mejor en la Copa América en Brasil. La actuación peruana se ve rodeada de una enorme expectativa, de espera ansiosa y mucha esperanza.

Christian Cueva no es todo el equipo, hay demás componentes en la estructura de ‘El Tigre’ pero hay que pensar que sin él el equipo decae. La magia de Cueva resulta imprescindible aunque se diga que todos somos necesarios.

Digamos que Cueva en su estado puro resulta ser un jugador necesario. Con él podemos estar protegidos de que una pincelada suya será un gol seguro, sin reconocer a Paolo Guerrero, Carrillo, Flores o Tapia que ponen el aderezo de un once compacto ideado por el ‘Tigre’.

La regularidad que tenga Cueva será vital, no puede estar a estas alturas en tener altibajos. Tiene que estar parejo para que el equipo de Ricardo Gareca funcione afinado, con suficiencia de saberse entonado con tal de no defraudar a la mejor hinchada del mundo.

 

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