Los distintos análisis para desmenuzar el poderío de Nueva Zelanda nos lleva a una conclusión que nuestro rival del repechaje tiene poco fútbol y le sobra entusiasmo, desparrama empeño y agrega fortaleza atlética. Con ese ropaje espera hacerse de un sitio para el Mundial de Rusia 2018.
Si es por cuestiones futbolísticas estamos encima del equipo oceánico. Sin embargo tampoco puede decirse que ganar a Nueva Zelanda es más fácil que agarrar un elefante en un ascensor. Los partidos se juegan y se ganan en la cancha.
La apuesta por un triunfo en Wellington ante Nueva Zelanda en el partido de ida parte del poco rodaje que tienen los ‘all whites’ en el mundillo del fútbol y eso es punto a nuestro favor. Ello nos permite tener la certeza de que el país oceánico no es ni por asomo una potencia mundial.
La diferencia está que mientras el equipo peruano tuvo que sortear rivales de jerarquía en la eliminatoria más difícil del mundo Nueva Zelanda estuvo cómodo en una competencia desigual.
Perú tuvo adversarios pesos pesados como Brasil, Argentina y Uruguay, los tres campeones mundiales, al que se agregaron Colombia, Chile, Ecuador y Paraguay con pasado mundialista, para salir a flote y ocupar ese puesto 5 tan jabonoso en Sudamérica.
Nueva Zelanda por su parte sorteó rivales que no figuran en el mapa futbolero. Le fue fácil vencer a las selecciones de Samoa, Islas Fiyi, Vanuatu, Islas Salomón, Nueva Caledonia y Tahití, entre otras, para engullirse la cereza del pastel y estar en el repechaje tan aceitado y levitando en una nube.
Es la razón por la cual Paolo Guerrero, Cristian Cueva, André Carrillo, ‘Orejas’ Flores, Yoshimar Yotún y Paolo Hurtado habrán de darse un banquete futbolístico en un repechaje de muchas incertidumbres por descifrar.
El fútbol peruano lo tiene claro con Ricardo Gareca. Perú sabe a lo que juega. La identidad futbolística se ha declarado en regreso festivo para que con esas armas salir a enfrentar a los oceánicos.
El partido de la selección peruana ante Nueva Zelanda por lo pronto está en tensa pausa. Conforme pasen los días se sentirá el hervor del hincha para que se ponga la camiseta y haga suya parte de la voz de 30 millones para alentar al equipo, primero allá en la lejana Nueva Zelanda y unos días después en Lima.
La hinchada se encuentra en la dulce espera del acontecimiento futbolero más importante de nuestro fútbol en 36 años. Calma, falta poco.