Los “asquerosamente” ricos

 

 Deduje hace mucho tiempo que, “el dinero es un medio, pero no un fin”, y aclaro la frase; el dinero debe ser un medio para lograr en la vida, un nivel aceptable de bienestar y libertad, para poder desarrollarse, en, “el ser, mucho más que en el tener”. El dinero como fin, es de las peores lacras que pueden invadir “al mono humano”, puesto que también conlleva, la avaricia y la envidia; esa invasión anímica en el ser humano, es así de perniciosa, puesto que ese fin, “no tiene fin”; todo se traduce a ir añadiendo a la cuenta del avariento, ceros a la derecha de la misma; por lo que en realidad, termina por ser, un pobre desgraciado, que ha caído en la peor de las esclavitudes; y la que conlleva, “enormes padecimientos que sólo sabe el enfermo que las padece” y que nunca confesará; puesto que a mayor cuantía de bienes, mayores preocupaciones por conservarlos, acrecentarlos, o miedos a perderlos. De ahí parte la dura sentencia de la sabiduría popular, que juzga al tal, así… “Era tan pobre, tan pobre, que sólo tenía dinero”. Y la que filosóficamente, es la peor de las pobrezas y la mayor de las miserias, por cuanto conlleva la acumulación de capitales, ya asquerosos, por la cuantía de los mismos.

Lo sentenció ya el insigne Gandhi, con estas demoledoras palabras. “En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos. Pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”. Todos los males o casi todos los males que padece el mundo, se derivan de esos “enfermos” avariciosos, que sólo emplean su dinero, en “acumular más dinero”, y a costa de lo que sea; muchas veces, a costa de la vida de muchos, su sangre y su sudor, manteniéndolos en la máxima pobreza, material e intelectual; y además, ocultando su dinero, en los “paraísos fiscales”, que ellos mismos crearon, para con la máxima avaricia, ni pagar impuestos a sus propios países; puesto que, veamos lo que leo en un magnífico libro, que recomiendo leer (“Así se domina el mundo”), cuyo autor es Pedro Baños; y lo edita Planeta, en España; está siendo difundido internacionalmente por su muy interesante contenido; y aunque, “las palabras no suelen hacer efecto inmediato”; pero las grandes palabras y los grandes escritos, perduran en el tiempo; y van haciendo la labor enorme de, “la palabra bien dicha o escrita”; que yo, insisto, “es la mejor y más poderosa arma con que cuenta el ser humano”; y además; lo que escribió y escribe ese “mono humano”, no desaparece y siempre hay quién encuentra el valioso texto, lo rescata y lo reproduce de nuevo. El libro suele ser “la obra humana que más perdura”. Y ello es tan real, que hasta los arqueólogos, logran descifrar signos y jeroglíficos, transformando sus contenidos, a los idiomas actuales.

Aunque el mayor contenido es dedicado a la guerra y sus secuelas; contiene muchos y muy interesantes temas más. Veamos una reseña sobre la avaricia: “La situación internacional es altamente preocupante, pues la desigualdad es creciente, y la crisis económica generalizada desde 2008 sólo ha servido para hacer aún más rica a una minoría. Actualmente se estima que el 1 % más rico de la población mundial, posee más riqueza que el 99 % de las personas del planeta. Y eso no es todo, pues esta llamativa desigualdad va en aumento, según informes de Oxfam. Así, en 2010 la riqueza de las 338 personas con mayor fortuna del mundo equivalía a la de la mitad de la población mundial (unos 3.700 millones de seres humanos); en 2015, esa cifra se había reducido a 62 personas; pero en 2016 apenas un año más tarde, “solo” había ocho supermillonarios: (Da los nombres y apellidos). A esto se une que mientras mil millones de personas viven con menos de 1,25 dólares al día, la conocida revista Forbes estima que en los paraísos fiscales –según muchos analistas controlados de modo más o menos directo por el mundo anglosajón, básicamente Estados Unidos y Reino Unido- una minoría privilegiada puede estar ocultando hasta veintiún billones (con “b”) de dólares (21.000.000.000.000). Es muy probable que buena parte de esas ingentes cantidades depositadas en paraísos fiscales, pertenezcan a los dirigentes de medio mundo”.

Y hasta aquí copio, pero insisto, lean el libro, y profundicen en sus contenidos, de guerras provocadas, invasiones, y en fin, empleando todos los medios, incluidos los impuestos que produce el que de verdad trabaja en cosas útiles, en fabricar ingentes cantidades de armas y utillajes de todo tipo, para ganar guerras y de paso obtener botín, que es lo que hay tras cada guerra; y el que se llevan, los que generalmente, no van a esas guerras, para las que al igual que fabrican armas y utillajes, compran mercenarios o hacen levas de súbditos, para que las operaciones lleguen a buen fin; o sea “las asquerosidades de la guerra; y que paga siempre, el que nada gana en ellas, sino muy al contrario, lo pierde todo o casi todo, incluso la vida; de ahí que hoy apenas si mueren soldados de uniforme; las masacres son siempre de personal civil, al que machacan sin piedad alguna, y bajo las más horrendas mentiras que imaginar podamos; y lo más ignominioso, es que lo quieren justificar ,“como necesario”.

Resumiendo: que a la vista de todo ello, ¿quién cree en la política global o no global, a que nos sometieron y someten los políticos? Y tal y como siguen “las cosas de esta perra vida terrícola”; no hay ni visos de que esto pueda cambiar al menos a corto plazo, puesto que… ¿Quién quita la horca al que ahorca? (De mi poema que dediqué a “la guerra”, hace ya casi cincuenta años.

Los denominados, “grandes del mundo”, se siguen reuniendo; “dicen que para solucionar problemas mundiales”, pero para lo que se reúnen es para solucionar sus problemas y aumentar su poder, su dinero, y en definitiva, su inagotable, avaricia.  Amén.

Fuente: https://www.ideasclaras.org/

 

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