Los casi genios

 

Para empezar con buenas maneras y porsiaca, como se dice en la popular fabla, yo nunca me he creído un genio. Soy más o menos inteligente, un reconocido creativo, un hombre muy respetuoso con mi profesión y, sobre todo, un leal amigo de mis amigos. Soy, además, afortunadamente pobre, certeramente honesto, trabajador cien por ciento y cuando la vida me lo exigió, he sabido poner el pecho, sin lloriquear por las lastimaduras consecuentes.

Me he casado dos veces. En la primera, enviudé y en la segunda, encontré eso que llamamos felicidad, al lado de Rosa Heisshon García, mi “enamorada” desde hace cuarentiséis alborotados años. Soy padre de siete hijos y un número considerable de nietos y biznietos que son mi gran cariño y mi principal preocupación.

Los hijos, como suele suceder en toda familia, anotan titulares diversos en el marcador, Tres de ellos son exitosos e sus respectivas profesiones, tres más, se defienden con altibajos y uno, ha sido suspendido a perpetuidad por conducta anti deportiva. La FIFA contemplará su caso, cuando haya perdonado a Paolo Guerrero.

Mis nietos me adoran y yo a ellos. Y creo que hasta aquí el balance, me es altamente favorable. A mucha gente le va peor. Y yo, agradezco a la vida, por la suerte que me ha tocado. Así como celebro la suerte que he tenido-y tengo- con los buenos amigos que disfruto, sobre todo, en el círculo de mi profesión.

Tanto en mis numerosos viajes, como en mi amado país, nunca he conocido a un auténtico genio. Debo hacer un paréntesis, para reconocer, que en periodismo, he conocido, muy de cerca, a tres personajes, que se acercaron mucho a dicha excepcional definición. Y a uno, que se la cree en definitiva. Habrá que rezar por él….y por quienes lo sufren diariamente.

Porque aquello de la genialidad, firme o aproximada, resulta entendido, por quienes navegan en su barco, como una amplia licencia para menospreciar a los demás y atropellarlos, pasando por encima de las normas éticas y los códigos consagrados por la amistad y la comprensión generosa de los malos momentos que puede atravesar cualquier amigo…. O colega, que no siempre es lo mismo, aunque a veces, lo parezca.

También, jugando en chalaca y toque de taquito, debo anotar que en nuestro saqueado oficio, hay gente que ha hecho norma del malpago y la retribución en deslealtad y envidia venenosa, a quienes nos pasamos gran parte de la vida, protegiéndolos y ayudándolos en todo lo posible. Bueno. Así es la vida. Así es cierta gente. Y en mi caso, no le guardo rencor ni resentimiento Sólo obsequió a estos canalletes el inmenso tesoro de mi olvido definitivo, sazonado con mi alejamiento para siempre. Y nada más.

Pero, volviendo a los genios-o casi aquello-, creo que la mejor y exacta definición, de estos extraños seres, pertenece a ese si, auténtico genio que se llamó Orson Welles: “Entre el genio y la locura…la hoja mellada de un cuchillo”, y acertó como puntada de zapatero en chancleta vieja.

El Gran Orson, era en sus inicios, un modesto locutor radial, que un día inventó una serie radiofónica, titulada “Marte Invade la Tierra”, que propalada noche a noche, generó la más tremebunda histeria colectiva – de la cual haya memoria- entre el público estadounidense, que tenía la –la falsamente iniciada ya-invasión de estos despiadados extra-terrestres que habrían de esclavizar a los terrícolas bajo la más despiadada colonización producida en el universo. Mucha gente, se agrupó en comunidades de oración y arrepentimiento. Otros se refugiaron bajo tierra, algunos se suicidaron. En fin. La serie, fue lo que se diría-en términos de Gringolandia”- un éxito clamoroso.

Pero. Siempre hay ero…. Los poderes secretos que-y no es cuento- mueven los poderes de las comunicaciones, hicieron llegara los empresarios, una discreta -pero terminante orden de “hasta aquí nomás”…- pero ya era tarde. Numerosas estaciones radiales de todo el mundo, repitieron en todos sus extremos -música “marciana “de fondo , amén de mensajes de los líderes “iinvadores” en varios idiomas- y en México, un afamado locutor quiso repetir la hazaña y…terminó encarcelado, ante lo cual, el Gran Orson comentó: “Esa es la diferencia entre nuestros países. Un imitador, quiso encumbrarse repitiendo una mentira y..lo llevaron a la cárcel. En tanto a mi que la inventé en todos sus términos…mañana me llevarán a Hollywood”.- Y así mismito fue. La serie no sólo se convirtió en exitoso film, sino que continuó con “Flash Gordon” y otras películas, sobre “El Emperador Ming” y otros héroes y villanos inter espaciales, brotados del inagotable genio creativo de Orson Wells, que a la tercera producción se convirtió en millonario, a la par que escribía “Ciudadano Kan”- basada en el creador de la “Cadena Hearst”, cuyas hazañas y ribetes copiaron largamente los “Grandes Diarios” de todo el mundo (Perú included). Más tarde, proyectó su talento a la actuación, además de escribir los guiones de “Cagliostro El Desalmado”-la historia del Maestro Ocultista José Balsamo”, según se dice, presionado por una poderosa secta de millonarios “Magos Negros”, que lo había financiado cuando no tenía ni un dólar para el diario menú.

Bueno pues, cuento es cuento. Modestamente yo, levanté significativamente el tiraje de más de tres diarios de los nuestros, escribiendo “seriales” de política, policiales y hechos históricos , hasta que un día me cerraron el caño y hoy, ningún medio publica “series”, porque sencillamente, nadie sabe escribirlas con la técnica adecuada.

Dicen pues, que “cada quién-incluyendo empresas- tiene lo que se merece.

En cuanto a los otros genios (o casi), nacidos en nuestra tierra, algún día les contaré su historia y cómo decidí un día…que los aguante otro genio del calibre correspondiente.

Cuentan que cierto día el ¿genial? Christian Barnard, pionero de los trasplantes cardíacos, discutía con otros talentosos cardio-cirujanos. La mejor manera de mantener con vida, a los pacientes que esperaban un corazón de repuesto y habiendo llegado la polémica casi al extremo de las trompadas, el negrito barredor puso orden en la bronca.

Sugiriendo que se mantuviera latiendo el viejo corazón carcocha, mediante una máquina normalmente utilizada para otros casos quirúrgicos, en tanto, se extraía el “milagroso” repuesto de la nevera. Bueno pues, así se hizo. El dentista Philip Blaiberg de Ciudad del Cabo, vivió treinta años adicionales, Barnard se hizo célebre en el mundo entero, inauguró un elegante “Garden” para el trasplante de bobos, se divorció de su gruñona esposa para luego casarse con una súper modelo de la tele y el negrito barredor, fue jubilado con honores, le dieron un curioso “parné” y una chocita coquetona en los jardines del hospital y…el “Perro Mundo”, siguió andando, como si tuviera un corazón de fierro. ¿Qué les parece esta genialidad?

 

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