Ni Clásico ni fútbol

 

Para que un espectáculo deportivo, o artístico, tenga acogida debe contar con: promoción profusa, local definido, actores interesantes, horario determinado y fácil expendio de entradas.

En el fútbol profesional peruano existe un empeño de no respetar estos elementos fundamentales. El domingo 6 de noviembre debía jugarse el clásico entre Universitario de Deportes y Alianza Lima. No sucedió.

Tampoco es la primera vez, pero debería de ser la última. La Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP) debe recuperar la autonomía y la autoridad para asegurar la realización del campeonato local.

Miles de aficionados se quedaron con los boletos en la mano y ahora harán otra cola para que les devuelvan su dinero. Muchos de ellos lo pensarán bien antes de adquirir una entrada para el incierto fútbol nacional.
Esto que sucede con los principales clubes del medio solo es una consecuencia de la falta de organización del sistema futbolístico. La ADFP carece de fortaleza institucional para llevar adelante su calendario.

Cifras inciertas

En la Federación Peruana de Fútbol (FPF) ocurre algo muy singular: hasta ahora no cuenta con un registro de jugadores de fútbol de aficionados. Es decir, nadie en el Perú sabe cuál es el número de jugadores que practican balompié en ligas distritales, provinciales o regionales. Supuestamente el número llega al millón de futbolistas, pero esa cifra es dudosa.
¿Cómo aspirar a una clasificación mundialista sin datos tan elementales? Además, ese desorden solo alienta la corrupción en la dirigencia y la inmoralidad entre los jugadores, quienes juegan en diferentes ligas con diversas identidades.

Hace pocos años el joven Max Barrios jugó por la selección sub 20 de Perú. Supuestamente era hijo del jugador norteño Ángel ‘Maradona’ Barrios. Una denuncia puso las cosas en su sitio: Max Barrios no existía y no era peruano. Su verdadero nombre: Juan Espinoza Mercado de nacionalidad ecuatoriana.

Esta es nuestra realidad ahora. La FPF tiene todo a su alcance para cambiar el curso del balompié nacional. Si se pretende en serio alcanzar un Mundial de Fútbol empecemos por saber cuántos jugadores tenemos.

Va llegando la hora para que la ADFP adquiera el protagonismo que le cedió a la FPF en el manejo del fútbol profesional. No hacerlo representa resignarse a la mediocridad del torneo local y confirmar una falta de ambición para alcanzar lugares de privilegio en el concierto internacional.

Que este Clásico aplazado sirva para corregir el rumbo y eludir el abismo.

 

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