No hay mal que dure cien años

 

Universitario lleva a extremo su mal momento futbolístico con la inexplicable tozudez de sus jugadores de haber perdido el rumbo y la memoria para que en rodada libre se deslice hacia el fondo de la tabla, sitio que no le corresponde por linaje e historia.

En los anales de la historia del fútbol peruano se ha encontrado que otros clubes pasaron por similar situación y tardaron, unos más y otros menos, en recuperarse y volver a ser competitivos y animadores de la fiesta futbolera.

Con Universitario en estas circunstancias nadie puede asegurar que la mala racha acabe y deje de ser un fiambre frío. Mucho antes que la ola se haga más grande termine por devorarlos.

El equipo de Ate se sonroja en cada resultado adverso con sollozos de ternura mal disimulada porque permiten que equipos como Cantolao se zurre con el equipo crema que alguna vez fue el subcampeón de la Copa Libertadores.

Universitario no se hace respetar y eso no tiene otra explicación que a los jugadores les interesa poco que cada fin de semana los hinchas pongan un cheque en blanco en su aliento tribunero y pierdan el crédito que les profesa.

También podría decirse que la mala racha llegue desde la intimidad del camarín donde se cocinan los deshechos y las intrigas, inconformidades y envidias, que hacen que el ambiente se convierta hediondo e irrespirable.

Todo puede suceder pese a que en la cancha no se note desgano y tampoco pérfidas acciones de hacer borrón y cuenta nueva en la Copa Bicentenario y el Torneo Clausura. Hay buenas intenciones pero bien se sabe que el infierno está empedrado de buenas acciones.

Los números hablan de la poca producción de Universitario y el lastre de seis partidos con dos empates y cuatro derrotas en las últimas fechas que desdibujan y convierte la campaña triste y opaca.

Ni siquiera haber ganado el clásico a Alianza Lima en Matute se convierte en un bálsamo que alivie la frustración de un año que no pinta bien, salvo una pandemia de buenos resultados que hagan olvidar lo mal que se empezó en los primeros cinco meses de 2019.

Queda por reforzar todo lo dicho en que los males no duran cien años ni cuerpo que lo resista. Tal vez con la llegada del nuevo entrenador se ponga orden y un nuevo carril que el técnico chileno Nicolás Córdova no supo capitalizar teniendo un tesoro en Ate.

 

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