Otoniel: A Santos rogando y con la cocaína dando

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Con la incautación de 12 toneladas de cocaína en laboratorios clandestinos de Antioquia, Dairo Antonio Úsuga  (a) Otoniel, máximo capo del Clan del Golfo, demostró una vez más que busca presentarse como pseudo”guerrillero” mientras consolida su imperio del vicio.

Como parte de la Operación Agamenón las fuerzas amtidrogas  siguieron los pasos de “Mordisco”, uno de los lugarenientes de Otoniel, precisamente en las semanas que el Clan del Golfo repartía sus volantes insistiendo en un “proceso de paz”  pero sin dejar de industrializar el polvillo blanco.

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Tras el duro golpe al narcotráfico internacional, el presidente Juan Manuel Santos comentó :  “Esta es la mayor incautación de clorhidrato de cocaína efectuada por la Policía Nacional en una sola operación. Solo en esta zona del país hemos decomisado 20 toneladas en los últimos dos meses”.

En buena cuenta, se puso al descubierto la estrategia de la escopeta de dos cañones del mafioso Otoniel o, parafraseando el proverbio popular, a Santos rogando y con la cocaína dando.

Unos 40 hombres de la Dirección Antinarcóticos de la Policía participaron en la operación, Lourdes, que incluyó un “asalto aéreo” simultáneo en cuatro fincas bananeras de los municipios de Chigorodó y Carepa.

El director del cuerpo armado, general Jorge Nieto, dijo que en la llamada “Operación Agamenón II” se efectuaron durante un año más de 100 actividades de inteligencia para descubrir los lugares donde el Clan del Golfo almacenaba la cocaína.

En caletas (escondites) ocultas bajo tierra, nuestros policías encontraron más de 12 toneladas del clorhidrato de cocaína, alcaloide que, según las investigaciones adelantadas, era surtido por al menos 10 organizaciones narcotraficantes“, dijo al respecto Juan Manuel Santos.

Las investigaciones indican que la droga pertenecía a Dairo Úsuga, alias “Otoniel”, el máximo capo del Clan del Golfo, una de las personas más buscadas del país.

El jefe de Estado señaló que un kilo de cocaína producido en Colombia cuesta 1.500 dólares, pero que al llegar a Estados Unidos el precio puede llegar a 30.000 dólares. “Si multiplicamos este kilo por 12 toneladas, el valor supera los 360 millones de dólares. Nunca antes se había hecho una incautación de esta magnitud”, agregó.

La producción valorizada en 360 millones de dólares  es solo una parte de la inmensa maquinaria montada por Otoniel quien, pese a verse descubierto, insiste que es un “guerrillero” que, para mayores luces, dice defender a los campesinos cocaleros cuando rechaza la erradicación de cultivos.

Convulsionada región del Urabá

Ante el avance del pseudo “guerrillero”, el gobierno inició una campaña en la convulsionada región del Urabá, en busca de aliados para reforzar su lucha contra el Clan del Golfo, con octavillas lanzadas desde helicópteros sobre varios caseríos.

El imperio de Otoniel se extiende en la frontera con Panamá, se distribuye entre los departamentos de Antioquia, Córdoba, Chocó y cuyo nombre en lengua de los indígenas katíos significa “La tierra prometida”.

 

En esa zona estratégica considerada el cruce de caminos entre el Caribe y el Pacífico, los dos mayores mares de la economía mundial, se originó la banda del Clan del Golfo que se convirtió en la mayor red criminal, con tentáculos en casi todo el país y en el exterior gracias al poder económico conseguido por las millonarias ganancias derivadas del tráfico de cocaína.

Con el acto de lanzar miles de volantes, la Policía de Colombia relanzó el “plan Agamenón”, una estrategia que además incluye recompensas hasta por cinco millones de dólares por delaciones que lleven a la captura de “Otoniel”.

Por este ex guerrillero y ex paramilitar el Gobierno colombiano también tiene listos 1.1 millones de dólares adicionales para quien dé información sobre su paradero.

El  director de Antinarcóticos de la Policía colombiana, general José Ángel Mendoza Guzmán, viajó esta semana al municipio de Apartadó, el corazón del “plan Agamenón” iniciado hace unos dos años con el único fin de capturar o abatir a “Otoniel” .

En setiembre pasado fue abatido  Roberto Vargas Gutiérrez (a)  “Gavilán”, uno de los hombres de confianza de Otoniel y por quien las autoridades ofrecían una recompensa de 500 millones de pesos (unos 169.000 dólares), al ser  “uno de los objetivos de altísimo valor” para el Gobierno.

Ni corto ni perezoso, Otoniel se afeitó el bigote y luciendo uniforme de comando insistió una vez más para presentarse como comandante guerrillero y buscan “negociaciones” para acabar con el conflicto. (Ver video adjunto)

Entre enero de 2015 y mayo de este año, las autoridades han capturado a 1,059 personas vinculadas de una u otra forma a la organización, incautado casi 100 toneladas de cocaína, destruido 81 laboratorios para el procesamiento de coca y más de 200 hectáreas de cultivos ilícitos, así como también han ocupado 517 bienes.

https://www.youtube.com/watch?v=ynv9HSGJvH0

Paralelamente se encarcelaron a varios de sus testaferros, entre ellos Blanca Madrid, alias “La flaca”, esposa de “Otoniel”; su hermana, Nini Johana Úsuga David; cuñados, tíos y sobrinos, pero como la mitológica Hidra de mil cabezas, el Clan del Golfo parece recuperarse a sngre y fuego,

Además del trabajo sincronizado del Estado, de la colaboración de la ciudadanía, el “plan Agamenón” será reforzado con más soldados, policías y también entrarán a escena cinco helicópteros “Halcón Negro”, con lo que se busca estrechar más el cerco sobre “Otoniel” quien desde 2013 “Otoniel” figura en la “Lista Clinton” de EE.UU. junto a los más peligrosos narcotraficantes y blanqueadores de dinero en el mundo.

Las armas les han permitido al Clan del Golfo realizar “paros armados” en la región con lo que logran impedir las actividades productivas, principalmente con prohibiciones de libre de circulación de vehículos y personas, en una prédica que solo creen sus sicarios y aliados de la transnacional del polvillo blanco.

Los uniformes comando de Otoniel parecen una burla a la inteligencia cuando se incautan toneladas de cocaína y los sicarios imponen la ley de la metralleta en el Urabá antioqueño.

 

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