“Remisión espontánea”… dicen (FIN)

 

Ayer relaté la experiencia paranormal -quizás inducida por las poderosas drogas analgésicas- vivida por Mario en el “Pabellón de Terminales”, donde sólo aguardaba a la muerte. Detuvimos la narración cuando un “Rayo Azul”, lo privó del conocimiento. Volvamos a nuestra historia.

Al día siguiente

Al día siguiente, llegó su padre, sólo para encontrarse con un tumulto familiar que comentaba: ”Están lanzando a Mario del hospital. Un doctor le ha dicho: Vete de acá, cojudo. Tú estás más sano que nosotros”. Si pues, las radiografías eran terminantes e increíbles. No mostraban ni sombra del terrible cáncer, que hasta el día anterior tenía como candidato a morir, a este muchacho de 26 años.

“Remisión espontánea” dijeron los doctores. Según los oncólogos de fama mundial, es un evento que aparece en uno, entre un millón de casos. En fin. Yo, sencillamente, no digo nada. Sólo sé que Mario salió del hospital, tan sano que se llevó de encuentro a la guapa Pamela, una risueña enfermera, con la cual vive en felicidad aquicito nomás, a la vuelta de mi casa. Y la otra noche, vi a los dos, comiendo pizza, felices, alegres y enamoradazos, aunque usted no lo crea.

En cuanto al “rayo azul”

No quiero cerrar esta crónica, sin ensayar una especie de explicación, desde mi simple tribuna de escribidor que investiga todo lo que puede.

Actualmente, una corriente “holística” recorre el mundo de la Medicina. Es decir, el criterio de que “todo influye sobre todo”, que la mente domina la materia y que, en fin, se ha comprobado que la oración fervorosa, tiene pues, “efectos terapéuticos” y que el sistema inmunológico, puede reaccionar violenta y terminantemente” en ciertos casos, hasta hoy, inexplicables”, curando hasta “lo imposible”… y “ de la noche a la mañana.

Y siempre, el paciente “milagrosamente curado”, habla de “Un rayo azul” que de repente, le salvó la vida.

El caso de Fernando de Soria

Hace algunos años, la farándula se estremeció ante el terrible diagnóstico que la ciencia médica emitió con respecto a los males que venía sufriendo el querido “showman” argentino, Fernando de Soria, largamente afincado entre nosotros.

“Cáncer a los ganglios”, dijeron los doctores. Un terrible asesino, frente al cual, sólo cabe esperar a la muerte, bajo “la calidad de vida”, único consuelo que ofrece la ciencia en estos casos.

Y aquí cedo la palabra a mi apreciado amigo Fernando: A mí, el médico me dijo: “te voy a dar calidad de vida”, con lo cual, me estaba diciendo que no tenía ninguna esperanza. Mi esposa, -la actriz Ruth Razzeto- casi se vuelve loca, pero jamás perdió la esperanza. Me llevaba a todas las terapias imaginables y me hacía beber litros de “Noni”, que la leyenda urbana entiende como “remedio” supersticioso. Ahora, yo te voy a decir: tú me has conocido en la bohemia y la despreocupación, pero nunca has sabido que yo, siempre he sido un hombre de fe. Aquí a través de la ventana de mi departamento, se puede apreciar la cúpula de una iglesia consagrada a “La Virgen de Fátima”. Y yo todas las mañanas -durante lo peor de mi enfermedad- rezaba de rodillas, encomendándome a ella, con estas palabras: “Madre mía, cúbreme con tu manto”. De pronto, una mañana, al concluir mis plegarias, un tremendo rayo azul cayó sobre mí arrojándome a tres metros, totalmente sin conocimiento.

Mi mujer, al regresar del mercado, me vio tendido en el piso y casi se muere del susto, creyó que estaba muerto, o acaso, agonizando. Lanzó un grito desgarrador y en medio de su desesperación, llamó a los bomberos, que llegaron en unos minutos. Me dieron respiración artificial, me reanimaron, pero antes de retirarse, recomendaron que por ser yo, un paciente oncológico, debía ser examinado inmediatamente por los especialistas que me atendían. Y, para sorpresa mía y de todos los que me quieren, empezando por mi esposa, esos mismos especialistas, comprobaron que no tenía absolutamente ninguna huella del proceso canceroso. Estaba milagrosamente curado.

Esa es mi historia, hermano”,- concluyó Fernando, que hoy canta y baila “El Huayno de Machaguay”, junto a su hijo “Jean Paul” y muy de mañana, cada domingo, lleva un ramo de flores a “La Virgen de Fátima” y reza también, seguro de que la fe y el verdadero amor, son capaces de obrar milagros y que “El Rayo Azul”, sencillamente, funciona, aunque nadie sea capaz de explicar en qué consiste. Por eso… y por lo que ustedes quieran y crean, yo sólo digo: ¡Viva el verdadero amor!… ¡Viva la vida, C….!…¡Hasta mañana!

 

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