Roberto Mosquera puede dar más en Alianza Lima

 

No es de ahora. En los últimos años se repite un final no muy agradable que pone en cuestión la permanencia de un entrenador en Alianza Lima. Ser técnico del equipo victoriano es muy atractivo pero una vez dentro de los muros de Matute la tarea siempre será complicada y difícil.

Con Roberto Mosquera es distinto. Su trabajo se ve afectado porque en la interna de Alianza Lima siempre habrá quienes están de su lado y los que se oponen a su presencia.

No es fácil de explicarlo, pero hay una división inconsciente que se nota cuando el equipo se parte en la cancha. Unos pocos se encorajinan y meten todo su esfuerzo para que el equipo no sucumba en el intento y otros que no ponen su esfuerzo al 100%.

Alianza Lima, por si lo han notado, ha perdido su alegría. En el actual campeonato Apertura 2016 el equipo se para en bloques desarticulados. Algo así como cada quien hace las cosas de un modo diferente.

Encima, el juego quimboso, pícaro y de enjundia se encuentra ausente, pensando más en darle un tinte voraz de ataque frontal como si lo único importante es llegar al gol. Sin embargo, el gol tampoco llega. Los triunfos aparecen a cuentagotas.

Alianza Lima gana sus partidos con tropiezos, más por empuje y dosis guerrera que actuando con sapiencia, adecuándose a un esquema que tenga una lectura en la que fácil pueda entenderse. El esquema debe ser claro, pretencioso y metido en el objetivo que el entrenador quiere y propone.

No hay en Alianza Lima una identificación con los colores. Como si los propios jugadores no se dieran por enterados que están en un equipo de tradición y metido en el corazón del pueblo.

Alianza Lima es un reflejo de percepción sentimental recogida de las calles y los barrios. Cuando se logre modular lo que es Alianza Lima, no habrá impedimento para alcanzar el objetivo.

Alianza Lima no gana un título ya hace casi 15 años y sirve de mofa para que los rivales de la otra acera se lo recuerden.

Roberto Mosquera es un estudioso del fútbol, un lúcido profesional que no se ha percatado que ser entrenador de Alianza Lima es ponerse las chancletas y dejar de lado el terno de última moda y la camisa almidonada.

No hay que esperar que venga Jorge Luis Pinto que pudo hacerse del título para el once victoriano después de tres lustros. Claro que el colombiano impuso un estilo distinto y le dio resultado.

Mosquera tiene que haber hecho algo grande en el fútbol peruano para merecer ser el técnico de Alianza Lima. Falta que lo demuestre.

 

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