Este columnista criticó la última etapa de Roberto Mosquera al frente del Juan Aurich de Chiclayo. Fue duro con el técnico que alguna vez aceptó ser entrenador de la selección de Perú para un único partido amistoso en España, y además fui claro al desconfiar de la constante verborrea del DT. Por ello, no lo voy a negar, tenía mis serias dudas al trascender su llegada a Alianza Lima, pero hoy empieza a callarnos a muchos, con trabajo, contrataciones que respaldan sus vínculos con jugadores que dejan de lado el metálico tema monetario por trabajar con un profesional que conocen y respetan.
El más claro ejemplo es Luis Ramírez. Tenía ofertas de otros clubes (se ha querido empañar el inesperado jale aliancista diciendo que los íntimos pagan “capricho”), pero quieren olvidar que “Cachito” ha trabajado con Roberto Mosquera en Bolognesi. Además tampoco competía contra ofertas económicas descomunales, pues los otros equipos que lo pretendían eran Universitario de Deportes y Deportivo Municipal, ambos de presupuesto tan austero como el de Alianza Lima. La mala leche de algunos colegas se refleja en un hinchaje desmedido por algunas instituciones.
Otro futbolista que cree en el proyecto de Roberto Mosquera es Óscar Vílchez. Lo ha seguido a Sporting Cristal y Juan Aurich, y ahora firmó para la versión “Mosca” de Alianza Lima. Con este DT siempre jugó, anotó golazos y fue figura. Alianza es vitrina por lo que no extraña que Andy Pando haya optado por los íntimos y no por los horizontes norteños que le hacían guiños. Con el colombiano Johnier Montaño ganó un tema de hinchaje, de amor a la blanquiazul, mismo palpitar que se transformaría en la próxima firma de José Carlos Fernández. En caso “Zlatan” no haga la del “hijo pródigo” en Matute (se fue de mala manera del club) ahí sí se impone una nueva contratación más para los victorianos, en delantera sólo tienen a Pando y el colocho Pajoy.
Walter Ibáñez pegó la vuelta a Alianza Lima, y uno empieza a constatar que los nombres excluidos (Gabriel Costa, Pablo Miguez, Mauro Guevgeozian, Marcos Miers y Carlos Preciado) tienen reemplazantes que pueden aportar tanto y hasta más que los ex aliancistas. Sorprende el caso de Paulo Albarracín (pero los últimos dos años su aporte futbolístico no fue el mismo), Willyan Mimbela tiene un problema y no es de hoy, su juego brilla en algunos cotejos y en muchos otros simplemente desaparece.
La Agremiación de Futbolistas, liderada por el enemigo declarado de Alianza, Francesco Manassero, pone el grito en el cielo. No se sofoque demasiado, ha trascendido que la institución blanquiazul no está desentendiéndose del asunto, sino que ya está buscando clubes para sus jugadores. El caso de Miguel Torres (Ayacucho F.C.) o de Juan Manuel Cobelli (Universidad César Vallejo) sí es preocupante, ¿llegará Manassero a una solución? Lo dudo.
Alianza Lima puede soñar con triunfos, y es gracias al acierto de Roberto Mosquera. También a la buena mano que ahora demuestra Christian Bustos, quien después de guardar silencio durante el año 2015 (le habían entregado un equipo armado y sin dinero), ahora también sin aspavientos viene dando la hora en fichajes.
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