Surge el cartel de los disidentes de las FARC

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Tras intentos del Clan del Golfo de presentarse como “guerrilla” en busca de un “Acuerdo de Paz” centenares de disidentes de las FARC no vacilan en atacar a sangre y fuego la erradicación de cocales para entrar en el negocio de la droga.

En este zafarrancho de combate por la disputa de los “territorios liberados” de las desactivadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, los tambores de guerra vuelven a sonar con fuerza en zonas cocaleras como Puerto Rico, vereda del municipio de Tumaco en el suroeste colombiano, donde se impone la ley de la metralleta.

Uno de los disidentes de las FARC más buscados es Walter Patricio Arisala Vernaza (a) ‘Guacho’ o ‘William Quiñónez’, ex jefe de la  columna ‘Daniel Aldana’ de las desactivadas guerrillas, a quien la Fuerza Pública señala como responsable del ataque registrado en la frontera con Ecuador, que dejó 8 campesinos muertos.

El disidente de las FARC Walter Patricio Arisala Vernaza (a) ‘Guacho’ o ‘William Quiñónez’ señalado como uno de los que dirige el ataque contra la erradicación de los cultivos de coca.

De acuerdo a los informes de inteligencia, ‘Guacho’, de 27 años, nació en Limones (Esmeraldas, Ecuador) y estuvo 10 años en el frente 29 y en la columna ‘Daniel Aldana’ de las Farc.

El año pasado se apartó de las FARC  y desconoció los acuerdos del proceso de paz y con un grupo de 50 hombres –autodenominado ‘los de Guacho’– se marchó para controlar los cultivos, laboratorios y rutas en Tumaco y la frontera con Ecuador.

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 ‘Guacho’ es un experto en explosivos y adelantó un curso de fuerzas especiales en el exterior que le permitió coordinar varios ataques contra la Fuerza Pública en el departamento de  Nariño, señala un informe del diario colombiano “El Tiempo”.

En documentos militares se menciona que presiona a la comunidad para que se oponga a la erradicación forzada –bloqueando el trabajo de los uniformados a través de lo que llaman “protesta social”– y a rechazar los programas de sustitución voluntaria.

En el dossier se advierte que mantiene una disputa territorial con la banda ‘Gente del Orden’ y que por ello habría ordenado varios homicidios en lo que llama sus zonas de injerencia: Mataje, Vallenato, Puerto Rico y río Mira.

Asimismo se investiga su responsabilidad en el asesinato de Yeison Segura Mina,   (a) ‘Don Y’, jefe de las milicias en el puerto tumaqueño, registrado en noviembre del año pasado.

La estructura criminal de ‘Guacho’ tiene varios puntos de acopio de cocaína, la cual están sacando a través de la frontera por las provincias de Carchi y Esmeraldas (Ecuador) hacia Centro América y Estados Unidos. Se especializó en el uso de lanchas rápidas y organizó un grupo de “capitanes” que se encargan del manejo de las embarcaciones.

Salen dos Go Fast del puerto, una cargada con el estupefaciente, entre 400 y 500 kilos, y otra con galones de gasolina para garantizar el viaje”, se lee en el informe.

De esta manera los disidentes de las FARC que ofrecían sus servicios de protección a los narcotraficantes ahora organizan su propio cartel argumentando que salen en defensa de los campesinos cocaleros para entrar de lleno en la industria clandestina del polvillo blanco.

En este momento hay una orden de captura vigente contra el escurridizo jefe de las disidencia de las FARC, “Guacho” emitida por el juzgado de Llorente (Nariño), que lo sindica de concierto para delinquir.

Las autoridades están trabajando para reunir el suficiente acervo probatorio para imputarle homicidio y narcotráfico. Lo señalan también de influir en el desplazamiento de varias familias del Alto Mira y Bajo Mira, que huyeron para evitar el reclutamiento de sus hijos.

Se comenta que en sus “zonas de influencia” estaría ofreciendo un salario de $1’500.000 para incentivar el ingreso de nuevos hombres a su estructura. “Busca reclutar jóvenes desde los 14 años”, afirman fuentes oficiales.

Guerra sin cuartel

Las andanzas de “Guacho” se caracterizan por una violenta guerra sin cuartel para imponerse a narcotraficantes rivales y enfrentarse a las fuerzas del orden, aprovechando su conocimiento de las intrincadas rutas del narcotráfico.

Se le acusa de dirigir la asonada registrada en Llorente en marzo de este año, que duro cuatro días, y en la cual fue asesinado el patrullero de la Policía Bayron Fernando Recalde, de 23 años. Además fueron incinerados seis automotores de servicio intermunicipal y varios locales comerciales se vieron obligados a cerrar.

En abril mantuvo secuestrados a 12 policías Antinarcóticos por 24 horas  en La Espriella, zona rural de Tumaco, donde se adelantaban labores de erradicación forzada. La Defensoría del Pueblo intervino y logró la entrega de los uniformados

De otro lado,  se registraron choques mortales durante una protesta de cocaleros en la población de Puerto Rico, una vereda del municipio colombiano de Tumaco, en el suroeste del país.

En un primer momento, el Ministerio de Defensa atribuyó el ataque a la disidencia de las FARC que opera en el departamento de Nariño, uno de los más azotados por el cultivo de hoja de coca, los negocios de grupos residuales de la guerrilla y las mafias.

Curiosamente, por decir lo menos, algunas asociaciones de campesinos culparon, en cambio, a las fuerzas de seguridad.

https://www.youtube.com/watch?v=dHdCBGcNKMc

El primer informe de Defensa aseguraba que varios disidentes  “lanzaron al menos cinco cilindros bomba contra los integrantes de la fuerza pública y contra la multitud, que se encontraba en el lugar, y luego atacaron con fuego indiscriminado de fusiles y ametralladoras a los manifestantes y a las autoridades”.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos confirmó  que se produjo este ataque  tras advertir que los disidentes no tienen otro camino que la tumba o la cárcel.

El tal Guacho y un tal David son los líderes de bandas criminales en la zona y se han convertido en objetivo de alto valor para el Ejército“, dijo el mandatario.

Sin embargo no especificó  si están involucrados  altos mandos del narcotráfico que tradicionalmente operan en una región que es uno de los principales corredores para la salida de todo tipo de contrabando de Colombia.

El enfrentamiento ocurrió al promediar las diez de la mañana, cuando agentes de la Policía y miembros del Ejército escoltaban a los equipos encargados de erradicar los cultivos de la zona.

La producción de coca en Colombia aumentó un 52% en 2016, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC( pasando de 96.000 a 146.000 hectáreas, una cifra muy parecidas a las de hace 15 años, y el incremento se concentró en algunos territorios como el Putumayo, Norte de Santander y Nariño.

Este choque se produce en un contexto que refleja los riesgos que entrañan las bandas criminales que siguen operando en las zonas con mayor narcotráfico de Colombia y que desde el desarme y conversión en partido político de las FARC, se disputan entre sí los vacíos de poder que la exguerrilla dejó.

Las autoridades afirman que más de 115.000 familias en 13 departamentos están dispuestas a acogerse a los planes de sustitución voluntaria de alrededor de 90.000 hectáreas de coca y. de momento, se han implicado en este proceso 21.902 núcleos familiares.

Sin embargo este programa no ha logrado frenar el descontento de un sector de la población y de muchos campesinos, alentados por el crimen organizado y los disidentes de las FARC que combaten abiertamente la erradicación de la hoja de coca.

La Policía y el Ejército aseguran, por ejemplo, que, según informaciones de la propia comunidad recabadas tras el ataque, “alias Guacho y su banda ya no solo llevan a la población a la supuesta protesta social forzadamente, sino que le disparan con bombas, fusiles y ametralladoras de manera indiscriminada”.

Walter Patricio Arisala Vernaza (a) ‘Guacho’ o ‘William Quiñónez’ , uno de los jefes de disidentes de las FARC más buscados por la policía colombiana.

Su objetivo consiste en evitar “la erradicación de los cultivos ilícitos extensivos que pertenecen a esa organización criminal”.

Por su parte el fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, calcula que los beneficios del  grupo disidente de “Guacho”  podrían ascender a la astronómica suma de 25 millones de dólares semanales. Es decir…

 

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