Velazco derrotó a Guzmán en 1969

 

Un dato que pasa desapercibido, cuando se habla del conflicto armado interno, es la resistencia de los campesinos a la prédica del senderismo. Es más, tenemos la información sobre las acciones de los Comités de Autodefensa – CAD- pero no de cómo se organizaron los campesinos y no sabemos que los unía para enfrentarse a las huestes de Abimael Guzmán y porqué lo hicieron.

La primera noticia de una acción de los campesinos contra sendero es Huaychao, donde los comuneros toman la decisión de dar muerte a una columna senderista. Ellos respondieron violentamente a la presencia, y en especial, al discurso de sendero luminoso. Los testimonios de los campesinos, dan cuenta de un desencuentro entre los que venían de la ciudad para convocarlos a luchar contra los gamonales y terratenientes explotadores y la situación que se vivía en estas comunidades, recién constituidas, sobre la base de los beneficiarios de la Reforma Agraria.

Este es un elemento que poco se ha estudiado. El impacto de la Reforma Agraria ha sido dejado de lado, porque sería reconocer, que esta medida dictada por el gobierno militar, dejó sin banderas a los grupos radicalizados del maoísmo, que a partir de la década de los sesenta comenzaron una activa participación en las aulas universitarias.

Huaychao había sido, como señalaron varios estudios antropológicos de los años 50 y 60, una comunidad indígena[1] cautiva dentro de un latifundio. Y como tal, los indios[2] que vivían en ella estaban obligados, tanto hombres como mujeres, a prestar trabajo gratuito para la hacienda e incluso en la casa del hacendado que vivía en la ciudad de Huanta. Era el pongaje, la mita, el semanero, la servidumbre doméstica de las hijas y esposas, entre otras formas de trabajo forzado y gratuito, así como la entrega del 10% de su producción en carne, leche, tubérculos y granos, obligaciones impuestas a los indígenas como pago de la parcela que les asignaba el terrateniente dentro de la hacienda.

Pero, en 1983, cuando los pobladores de Huaychao se rebelan contra Sendero Luminoso, las cosas habían cambiado. No era hacienda y por el contrario era una comunidad campesina donde cada comunero sembraba su parcela y criaba su ganado, sin mayores técnicas, pero era su tierra y su ganado. Había fracasado el intento cooperativista y la pequeña propiedad de “campesinos libres” era lo que se desarrollaba en las comunidades.

Por lo menos, algo había cambiado en el campo y de una u otra manera, las palabras de Túpac Amaru, utilizado como lema por el gobierno militar, había calado en los campesinos, que habían soportado la explotación en todas sus formas, durante la existencia de la hacienda. “Campesino, a partir de hoy el patrón ya no comerá más tu pobreza”, era el mensaje, y eso lo sabían los comuneros.

El dogmatismo maoísta de sendero luminoso.

¿Por qué sendero luminoso no entendió que había cambiado el país? Por su dogmatismo. Una revisión de los documentos de esta organización de los años 60 y 70, puede explicar este errático comportamiento, que le costó al Perú más de 70 mil víctimas y pudo haber terminado en un genocidio mayor, si en 1969 no se da la Reforma Agraria. Dogmáticos extremistas, para Abimael Guzmán el Perú no había modificado nada desde que Mariátegui escribió los Siete Ensayos en 1928. Habían transcurrido 48 años y seguían repitiendo las palabras del Amauta.

Toda la estrategia y las acciones posteriores de sendero, parten del carácter que le asignan al Perú en 1980: semifeudal, como lo señaló Mariátegui en 1928, donde el gamonalismo era la expresión del poder utilizado por el hacendado que era en la práctica un señor feudal; no funcionaban las leyes en la hacienda; los indios seguían siendo siervos que trabajan de manera forzada para el gamonal.

Este dogmatismo se refuerza, cuando los maoístas peruanos comparan y copian textualmente el análisis que hace Mao de China y ratifican el carácter semifeudal de la sociedad peruana. Por tanto, indicarán que la fuerza principal es el campesinado, pero la fuerza dirigente es el proletariado y su vanguardia, es decir, ellos. Y a los campesinos había que liberarlos de tres montañas: el feudalismo, el capitalismo burocrático y el imperialismo.

¿Liberar a los campesinos del feudalismo en 1980? ¿Estaba alucinando Guzmán y sus seguidores? De hecho, no entendían o no querían entender lo que sucedía en el campo peruano.

Porque aparte de los señores feudales, que para sendero luminoso seguían ejerciendo el poder en sus “haciendas”, creían que el “capitalismo burocrático” existía sólo en las capitales departamentales y en algunas provincias, a través de comerciantes sometidos por los jueces, subprefectos, alcaldes, comisarios, maestros, que además eran designados por el gamonal, que personificaba la ley. ¿Eso era el Perú en 1980?

¡Por supuesto que no! Incluso en las más remotas capitales de provincia, los hacendados habían perdido en gran medida el poder. Lo que no niega la profunda división social existente.

La reforma Agraria sacó al senderismo del campo

El discurso radical, que pudo tener acogida en las aulas universitarias, de hecho, no era un reflejo de la realidad que vivía el Perú. La Reforma Agraria, pese a las críticas de una minoría –con poder mediático hay que señalarlo- marcó un antes y un después en las relaciones entre la sociedad nacional y los campesinos quechuas y aimaras, así como con las comunidades nativas.

Los ex hacendados y sus descendientes, especialmente de la vieja oligarquía, indican que fue un fracaso y se despojó a los auténticos “propietarios”. Para los beneficiarios, que son cientos de miles de familias campesinas –ya no se les denomina despectivamente como indígenas o indiada- fue la reivindicación de su derecho a la tierra. Y, para el Estado, viendo en perspectiva, era un triunfo frente a los discursos y las acciones extremistas que utilizaban al campesinado.

Los campesinos peruanos, como dicen en sus documentos internos los senderistas, habían llegado a adquirir conciencia, pero no de una “dirección proletaria”, como afirman producto de su dogmática especulación. Los campesinos habían tomado consciencia de que necesitaban mejorar sus condiciones de vida, y las tierras recientemente entregadas les marcaba ese derrotero.

Los documentos de propaganda de Bandera Roja calificaron a la medida dictada por Velazco Alvarado como una “falsa reforma agraria”. La calificaban como una “imposición” del imperialismo” que era contra revolucionario y estaba al servicio de las fuerzas reaccionarias que explotaban y avasallaban a las masas populares. Más dogmatismo, imposible de encontrar en otro movimiento político.

En su extravío dogmático, consideraban que las comunidades iban a padecer y no beneficiarse con la Reforma Agraria. Este es el discurso que lleva sendero a las comunidades, y la respuesta de los campesinos fue contundente.

Huaychao y otras comunidades como Lucanamarca, Sacsamarca y un centenar más, vivieron momentos trágicos, pero nos muestran varias interrogantes, parcialmente cubiertas en reportajes aislados y entrevistas. Habría que profundizar un poco más con el registro de los CAD. Lo que, si es seguro, es que los campesinos, decidieron expulsar a los senderistas de sus tierras. La Reforma Agraria había dejado sin agua al pez senderista, que ya no se podía mover en la sierra como el pez en el agua

Sólo así entendemos, las matanzas a comunidades, como Huaychao, San Domingo, Lucanamarca, los ataques a las SAIS de Puno y de Junín. Sendero convirtió en sus enemigos a los campesinos beneficiarios de la Reforma Agraria, y estos a su vez, vieron, en el senderista, al enemigo que buscaba, con su autoritarismo, reemplazar al gamonal. Y los campesinos parceleros, dueños de su pequeña parcela, no iban a aceptar un nuevo gamonal.

[1] Antes de la reforma Agraria de 1969 las comunidades se denominaban indígenas. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas estaba encargada de tratar con estas comunidades. Vamos a utilizar este término cuando hablemos de las comunidades antes de la Reforma Agraria.

[2] Usamos la palabra indios cuando hacemos referencia a la situación anterior a 1969, porque así figura en los documentos.

 

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