¿Cómo salimos del embrollo Sub 20?

 

La actuación de la selección peruana en el Sudamericano Sub 20 dejó con el corazón roto al país futbolero. Una actuación tan incolora merece todos los calificativos, pero no solamente el equipo de Jaime Serna carga con toda la culpa.

No ahora, desde mucho tiempo atrás se ha advertido que el deficiente trabajo con menores en algún momento haría detonar la mísera pobreza de no llevar un adecuado programa para buscar y encontrar los talentos del futuro.

Cuánto tiempo perdido para recién encontrarnos con una realidad en que la formación adecuada no ha sido la mejor, ni de parte de la FPF y los clubes que harán toda clase de esfuerzo, pero no es suficiente.

Si revisamos los pasajes de la actuación de la Sub 20 en Cali encontramos que hay un desconocimiento de los fundamentos, como no hacer un buen control del balón, precisión en los pases y la forma correcta de saber cabecear. Los peores indicios de este grupo radican en no tener idea del juego colectivo.

Se trabajó a la ligera con este colectivo que sin tiempo suficiente de preparación fue enviado al sacrificio.

En cuanto a las individualidades no hay mucho que rescatar porque ninguno hizo algo diferente. El más promocionado Sebastien Pineau no anotó un solo gol, estuvo perdido en el área, no fue a buscar los balones y tampoco encontró algún socio que lo alimentara.

Así, Pineau pasó desapercibido, con un pobre calificativo para ser tomado en cuenta y seguramente necesitará tiempo para recuperar la desagradable experiencia.

Catriel Cabellos fue otro que llegó a la Sub 20 con muy buenos antecedentes, procedente del Racing de Avellaneda y se descarriló como el resto. Solo puso   algunos chispazos de su buen pie, como la asistencia a Diether Vásquez en el 1-0 momentáneo a Colombia. Y después nada, estuvo de adorno en la cancha.

Kluiverth Aguilar llegó como una de las esperanzas de encajar en el juego de la Sub 20, pero no dio la talla. Increíble que con tanto roce en Europa pase como uno más.

Kenji Cabrera hizo un gran año en FBC Melgar, hábil y encarador, tenía un buen antecedente para brillar en el equipo. Todas las veces que estuvo, no gravitó.

El arquero Sebastián Amasifuén tuvo un tropiezo existencial para ser el cuidapalos de la Sub 20. Su peor defecto no ser parte de sus recursos salir del área para atrapar el balón.

Cuando al fin decidió abandonar su área lo hizo mal y le costó el gol anotado por Gino Infantino para el 1-0 ante los argentinos. Seguramente que Serna no tuvo confianza en otro y decidió no moverlo del titularato.

La pesadilla acabó de la peor forma, vendrá algo mejor. No lo sabemos y nos preguntamos cómo salimos de este embrollo.

 

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