Corregir o morir en el intento

 

Sporting Cristal y Alianza Lima se conectan por un mismo tubo de ensayo que llevan a un diagnóstico preocupante por el impresentable cacharro futbolístico que muestran en el Torneo de Verano.

Alianza Lima preocupa por su fútbol barrial, de cancha marginal, de indescifrable tonalidad para identificar qué es lo quiere, blanco, celeste o azul. Está convertido en un equipo necesitado de sanación, de urgente transfusión de la sangre de sus antepasados. Que permita recuperar la sabrosura de su fútbol pícaro y enjundioso.

El once blanquiazul no tiene salida prolija, el mediocampo ni crea ni arma juego, la ofensiva no está afinada con Lionard Pajo meticulosamente torpe para incurrir en seis fuera de juego y alarmante falta de remate al gol que justifique su presencia de miseria en una alineación de ciegos que no ven el arco. 180 minutos para hacer un gol y la espera desespera. Nadie sabe cuántos minutos pasarán para que encuentren el arco. Ni pensar que la espera será hasta que el aceite del anuncio se acabe.

Alianza Lima como equipo no funciona y sus individualidades están para ser cocinados a fuego lento en agua hirviente para sacarlos del frío accionar sus actores que se mueven como si estuvieran en un témpano de hielo.

Los llamados a generar fútbol no ponen la cara. Luis ‘Cachito’ Ramírez sufre de amnesia, se ha olvidado de que tiene cerebro para ser distinto y acordarse de que le sobra talento y pinceladas creativas para ser el conductor de un equipo que por ahora marcha a la deriva.

Que sería de Alianza Lima si Leao Butrón a sus 40 años no estuvieran atajando como principiante con hambre de gloria. En el clásico fue una muralla pese a los 3 goles y contra Municipal un cerrojo para evitar que la derrota fuera más dolorosa.

En Matute tendrán una semana de reflexión para encontrar respuestas que busque salidas del atolladero. Pablo Bengoechea deja dudas para que sea el entrenador que mejore lo que facturó Roberto Mosquera en la anterior gestión.

De La Victoria al Rímac hay un buen trecho. Sin embargo están cercanos en incurrir en un momento futbolístico que ha borrado las sonrisas de sus hinchas que no deben tardar en pedir y exigir resultados.

La última derrota ante San Martín dejó sus cohetecillos que causan ruido pero no dañan. Falta poco para la explosión que derive a alguna intención de apagar la crisis con cabezas que empiecen a rodar.

En el Torneo de Verano está tibio pero en la Copa Libertadores no pasa por el mismo encanto con una blanda participación de escaso colorido para que esta Copa Libertadores deje algún recuerdo agradable.

 

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