Educar ¿En qué?

 

Los padres y madres comprometidos con su familia, están llamados a darse enteramente, a donar su persona en favor del bien del otro, en concreto, primero el esposo a la esposa y la esposa al esposo; después ambos de modo individual y en conjunto buscar con todo el amor el bienestar y el bienser de sus hijos, de cada uno de ellos, los primogénitos, los niños “sándwich” o los de en medio, y los benjamines o pilones, los más pequeños de casa.

Hoy más que nunca se tienen una cantidad de recursos, casi infinitos sobre cada tema y cuando hablamos de educación, no es la excepción, al contrario, es de lo que más hay en el mercado, en las librerías, páginas en internet de cómo ser padres, artículos hay millones de la educación a los hijos; pero mucho ojo ¡Eh! Porque ni todos los libros, ni todas las páginas, ni artículos, son los mejores consejeros… Hay mucha basura y es preciso tener cuidado, recordemos que se trata de la educación de tus hijos, tus tesoros, tus herederos, las luces de tus ojos y querrás por supuesto lo mejor para ellos, para que sean felices siempre.

Así es, queremos todos los padres y madres, que nuestros hijos crezcan sanos y salvos, sean felices y exitosos, y para ello la mejor educación que podemos darles es educarles en todo, y particularmente enseñarles a ser buenos, a través de la educación de las virtudes.

Esta palabra “virtud”, como que no nos suena mucho, o si creemos que la hemos escuchado, tal vez fue al sacerdote, a la religiosa, en algún retiro, en la Santa Misa; pero a ciencia cierta no sabemos ni qué es una virtud.

Una virtud, es un hábito operativo bueno, que al repetirlo va configurando al ser de la persona de modo que empieza siendo una persona que ejerce la virtud, a una persona virtuosa. Por ejemplo, una persona que hace orden en su escritorio, y lo hace cada día implicando un esfuerzo intencionado, aunque le cueste trabajo, aunque le dé flojera, aunque sea tarde… es una persona que se está ejercitando en la virtud del orden y con el paso del tiempo, se configura  como una persona ordenada al adquirir el hábito del orden y lo aplica no sólo en su escritorio, sino en todas las áreas de su vida; claro, que se dice rápido y se lee fácil, pero ganarse el título de persona virtuosa es tarea de toda la vida.

Por eso a los padres nos toca como tarea importantísima y urgente, enseñar y enamorar a los hijos de lo que son las virtudes, pero no solo eso, sino mostrarles lo que es vivir una vida virtuosa. A través de su ejemplo primero y también en coherencia con sus palabras; para que sepan y vivan los hijos, el qué y el cómo de cada virtud.

La mejor educación es la educación en virtudes, porque de esa manera educamos para madurar, para la felicidad que no se acaba, para ser personas de bien, siendo personas de bien y esforzándonos por transmitir eso de generación en generación.

Rosario Prieto

 

ideasclaras.org

 

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