El humor

 

La sonrisa, y especialmente la risa, características del ser humano, provocan producción de endorfinas, y constituyen un buen escape psicológico ante las preocupaciones y agobios de la vida.

El buen humor tiene efectos curativos. Muchos síntomas mejoran con el buen humor. La enfermedad tiene mejor pronóstico en el optimista que en el pesimista.

El humor cambia con la edad. Los niños, por ejemplo, se ríen de los tropiezos y caídas de los mayores. El adulto se ríe con las ironias.

No tomarse a sí mismo en serio, reírse de uno mismo, significa salud mental. Muchas veces, la tristeza está provocada por el pensar en sí mismo.

Curiosamente, la repetición de un relato, de unas palabras, puede provocar enfado, pero también risa. El sistema límbico (y especialmente la corteza prefrontal) tiene que ver con este fenómeno.

El humor hispánico, un tanto explosivo, a veces inmisericorde, pretende provocar la risa, màs que la sonrisa. Es un humor, casi siempre en grupo, en una cafetería, en una reunión de amigos. El humor negro es bastante hispánico, quizá, entroncado con un sentido trágico de la vida.

El humor británico es un tanto reservado, tímido, que ridiculiza lo que no es reglado, ordenado, procurando no molestar personalmente. Busca más la sonrisa que la risa.

Un ejemplo de buen humor es el de Santo Tomás Moro, que  lo mantuvo hasta el final. En el cadalso, le advirtió al verdugo que tuviese cuidado de apartarle bien el pelo, para no cortarlo al dar el tajo.

De él son estos versos:

«Señor, dame una buena digestión

y, naturalmente, algo que digerir.

Dame la salud del cuerpo

y el buen humor necesario para mantenerla.

Dame un alma sana, Señor,

que tenga siempre ante los ojos

lo que es bueno y puro

de modo que,

ante el pecado, no me escandalice,

sino que sepa encontrar

el modo de remediarlo.

Dame un alma

que no conozca el aburrimiento,

los ronroneos, los suspiros, ni los lamentos.

Y no permitas que tome en serio

esa cosa entrometida

que se llama “el yo”.

Dame, Señor, el sentido del humor.

Dame el saber reirme de un chiste

para que sepa sacar

un poco de alegría a la vida

y pueda compartirla con los demás»

Las monjas de clausura están siempre alegres, seguramente porque se sienten acompañadas, en la presencia de Dios. “Un santo triste es un triste santo”. Con toda seguridad, Jesucristo es alegre.

Expresiones emocionales.

En la sonrisa, y sobre todo en la risa, se contraen numerosos músculos (entre ellos el diafragama), y especialmente la musculatura facial. o mímica, muy desarrollada en el hombre. Son músculos situados bajo la piel de la cara y cuello.

En la expresión de alegría la boca presenta una forma cóncava hacia arriba, junto con abertura y brillantez de los ojos. Intervienen varios músculos faciales (tales como el risorio y el elevar del labio superior). El verdadero músculo de la alegría es el cigomático mayor, que tira de la comisura labial, y produce un ligero ascenso del párpado inferior, ocasionando un plegamiento del ángulo lateral del párpado.

En la risa franca hay fruncimiento de los párpados y aparición de pliegues radiados en las comisuras, por contracción de músculos tales como el cigomático mayor, orbicular de los ojos y buccinador.

En la tristeza y enfado se contraen los músculo depresor del ángulo de la boca, que lleva la boca hacia abajo, y el superciliar, que ocasiona pliegues verticales en el entrecejo; po eso se le ha denominado músculo de la tristeza.

Los músculos depresor del labio inferior y el borla del mentón, tiran del labio inferior hacia abajo, proporcionando a la cara un aspecto desdeñoso.

Los músculos situados alrededor de las ventanas nasales provocan una fisionomía de ansiedad. En el estado de agotamiento físico es marcada la contracción de los músculos que llevan las comisuras labiales hacia fuera y hacia abajo.

En la atención, concentración y sorpresa se contraen los músculos orbiculares de los ojos y de la boca; también los músculos occipitofrontal y superciliar; el músculo frontal arruga transversalmente la piel de la frente.

La contracción del músculo orbicular de la boca suele indicar esfuerzo intelectual, decisión, energía.

Los estados anímicos son innumerables: es prácticamente imposible describir detalladamente qué músculos se contraen en cada caso; además, generalmente intervienen varios músculos a la vez. Por otra parte, distintos individuos pueden poner en marcha distintos músculos para producir resultados análo

José Luis Velayos

ideasclaras.org

 

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