Entre ramas y carpetas

 

Como a nadie debe escapar, en esta caprichosa tierra de nuestros amores, desde siempre y hasta siempre, se practica más o menos bajo mascarilla de pandemia, una jocosa costumbre,-desde luego-,discriminatoria, que suele prendérsele a lorchos -que son nuestros ancestros- y a crolos quimbosos, que siempre defenderemos quienes como yo, somos de “Alianza Sentimiento”, mi estimado.

Y entonces pues, me place recordar que, mi compadre “Krike”, había acumulado una buena guita, reparando carros, por lo cual era -como se dice- un moreno platudo.

Cuando en eso, se le apareció uno de esos consejeros espontáneos y le dijo, sin mayor reparo: -“Oye Krike. Y ahora que tienes vento… ¿Por qué no te haces ingeniero, por ejemplo? – ¿Yo? ¿Qué ingeniero vuá a sé, si ni el colegio he ido? -replicó mi cumpa.- Pero, el invencible consejero, insistió recomendándole una de esas acadiemuchas que hay por ahí y que a cambio de algunos billes, le podían dar un tremendo bamba- título de esos que lucen  con bacanería en algunas fichas salas.

Y entonces pues, el cocoliche convencido, se apersonó a  la office del director, de la consabida casa de estudiar, donde una vez realizados los arreglos de estilo, el supuesto docente, preguntó: ¿Y en qué rama de la mecánica quiere usted alcanzar su título?-¡Naaa e rama oe xxxx, a mí me das carpeta!- remató mi compadre, para que no quedaran dudas de sus deseos de aprender sin recibirse de hombre mono.

 

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