¿Hay creencias que impiden tu progreso?

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Existe una multitud de aspectos cuando se habla de “creencias”. ¿Puede ser que alguna de ellas se conecte para perjudicarnos? ¿Cómo saberlo? Y… ¿qué hacer para que las creencias no influyan en nuestra salud y bienestar?.

Las creencias están íntimamente ligadas al estado mental y emocional de cada individuo. Cuando te preguntan: “¿en qué crees?”, la respuesta exige una búsqueda interior para encontrar algo en qué apoyarse, pero generalmente este apoyo está arraigado en el temor.

La conducta y el comportamiento ante situaciones que están fuera de nuestro control, hacen que basemos las creencias desde diferentes perspectivas:

Ideológicas (cuando están basadas en lo invisible o divino mediante la fe y la espiritualidad)
Sociales (cuando están relacionadas con la superstición)

Habitualmente se oye decir: “Creo en Dios”. Pero esta afirmación muchas veces no va más allá de una aceptación superficial, que se manifiesta como una muletilla. “Creer” en este sentido, sea tal vez la afirmación para no sentirte desprotegido o a la deriva en alguna situación o dificultad, sin saber bien a qué te estás aferrando, pero aferrarte a algo al fin.

“Conocer” a Dios es otra cosa, pues se basa en una fe con comprensión y confianza en un poder superior cuya naturaleza es buena y perfecta. Este conocimiento nos sostiene y protege bajo toda circunstancia. Es la Causa Universal y el Principio divino de todo lo bueno, capaz de invertir y sanar cualquier cuadro distorsionado que presenten los sentidos, tal como enfermedad, dolor, carencia o falta de armonía.

¿Qué decir entonces del aspecto social cuando relacionamos una creencia quizás aceptada por nuestros antepasados, basada en la superstición?

Son muchas las creencias que van pasando de generación a generación y de boca en boca; por eso, en el tiempo se preservan o cambian, pero siempre traen reminiscencias del pasado. La superstición está arraigada a la suerte o mala suerte. Entonces, ¿aceptar creencias o supersticiones puede ser algo efectivo para encontrarnos con una vida sin sorpresas desagradables o sobresaltos? No me parece. Para mí, lo más relevante del cristianismo es su mensaje de transgresión a lo denominado como ortodoxo. Las enseñanzas de Jesús no se inclinan a reconocer como real aquello que es nocivo para el pensamiento y que nos pueda perjudicar. ¿Podemos sentirnos indefensos o debilitados, cuando confiamos plenamente en la Causa Universal para enfrentar cada día?.

Cuando vemos a través de un vidrio manchado, lo que apreciaremos a través de él son sólo manchas. ¿Quedamos con las manchas o limpiamos el vidrio para ver más claramente? ¿Podemos decir que son reales las manchas en los objetos que vemos a través del vidrio?.

Del mismo modo, al apreciar una situación desdichada, tal vez estamos contemplándola a través de nuestro pensamiento oscurecido, “manchado” por el desaliento, la tristeza o quizás por el enojo y el resentimiento.

¿Cuál es la solución?

Así como nos disponemos a limpiar el vidrio de las manchas para ver más claramente, del mismo modo podemos “limpiar nuestro pensamiento”. En mi propia experiencia, al eliminar las actitudes negativas y falsos conceptos o creencias que mantuve de los demás y de mí misma, me ayudó a que restableciera una mejor relación y un vínculo sincero. Paralelamente, a este tipo de salud emocional, la salud física no sólo se encuentra determinada por la alimentación o el ejercicio. Los pensamientos, emociones y las creencias que aceptamos pueden interferir en nuestro bienestar, ya sea a favor o en contra de la salud.

Por eso es importante aceptar de manera natural que estamos regidos por la Causa Universal y divina, capaz de mantenernos saludables, armoniosos y libres. Aferrarse a la esperanza y a la posibilidad de una vida sana es la realidad que nos pertenece. Hagamos uso de este derecho divino y vivamos en un completo equilibrio mental, físico y emocional.

(Escribe: Elizabeth Santángelo, quien  integra el Comité de Publicación, en Argentina y escribe reflexiones desde su perspectiva como profesional de la Ciencia Cristiana. Twitter: @elisantangelo1).

 

 

 

 

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