¡Hay de los vencidos!

 

Es la realidad en este perro mundo; es lo que imperó siempre y es lo que va a seguir imperando, cuando cada cual de los canallas que llegan a grados de poder, imponen la tiranía sin escrúpulo alguno, caiga quién caiga, muera quién muera hasta que al propio canalla, le llega su hora y caerá igualmente por efectos de lo que provocara creyéndose impune y fuera de todo peligro.

El grito se produce hace miles de años y ante las puertas aún republicanas, de la República de Roma, asaltada y saqueada por Breno, el que tras llevarse todo el oro de la misma, se mofa del resto riéndose ante aquellos indefensos, a los que con toda “mala leche”, aún les dice que “les deja la vida”, que no se quejen, puesto que de querer, los hubiese podido degollar a todos. (1)

Hoy se nos muestra otro bárbaro y canalla sin escrúpulos cuyo nombre es Wladimir Putin, el que también acaudilla una “invencible” horda de nuevos bárbaros del norte; y el que con el poder que tiene, se ha propuesto imponer una especie de “nuevo orden mundial”, en el que nos quiere meter a todos los habitantes de la Tierra, puesto que el exceso de precio y pagos que estamos soportando, a raid del capricho del nuevo bárbaro, se deben sólo a ese control que posee de las materias primas que estamos obligados a consumir.

 Pero pensemos fríamente y analicemos que si bien, es el, el principal canalla de las nuevas circunstancias, no sólo él participa en la complicidad y beneficios de la fabulosa jugada de robar bienes propios a quienes nada tenemos que ver y menos que responder a tan perversas acciones.

Por ello adjudiquemos la parte de canallas cómplices, a todos aquellos que de hecho se están beneficiando de las acciones del principal canalla, puesto que el que tiene gas, petróleo, trigo, maíz y las materias que sean y que las tiene que vender a quienes imprescindiblemente las necesitan, lo está haciendo o lo va a hacer sin escrúpulo alguno y bajo el “manto” o amparo de la situación creada, cobrando sus excedentes al máximo precio que marque “el mercado” y caiga quién caiga, muera el que muera, y al negocio que es lo que interesa; el resto se oculta o calla y la vida sigue, hasta que ocurra algo similar que imponga la actualidad que todos estamos soportando, por culpa de innumerables canallas que dicen gobernarnos, cuando la realidad es que somos explotados, como en los peores tiempos de las colonias tan denostadas por los hechos que allí se hicieron.

Así es que al menos, sepamos razonar y señalar a todo aquel que culpable en el latrocinio, se quiera tapar bajo esas reuniones internacionales, que nada defienden de lo verdaderamente social y económico, que debiera ya existir en este desgraciado planeta que habitamos.

NOTAS:

(1) la terrible frase, del “bárbaro Breno”, cuando vencida llegó a punto de saqueó; aquella Roma, que aún era republicana; y para no arrasarla, exigió una cantidad de oro, que tuvieron que aceptar aquellos romanos. Se pesaba el oro supongo que en una “romana” (aunque la historia habla de una balanza) y al observar, “los notables de aquel senado”, que el pesado de cada fracción, el pesador ponía, “lo que nuestras madres y abuelas pedían al pescadero o al tendero, o sea, “el chorreón”; protestó ante el caudillo que también estaba allí presente; y éste con toda la soberbia que se pueda imaginar, les gritó… ¡Ay de los vencidos! Y acto seguido, añadió al peso de “aquella balanza”, el peso de su espada, ordenando al pesador, que siguiera pesando con aquella nueva carga impositiva. A ello, aquellos consternados romanos, o alguno de ellos, le increpó, al bárbaro… ¿¡Entonces que nos dejas!? Y aquel “bestia”, supongo que sonriendo como tal bestia humana; les replicó… ¡Os dejo la vida! Puesto que efectivamente, pudo pasar “a cuchillo” a toda la ciudad.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
ideasclaras.org

 

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