La ANP, ejemplo sin par de organización gremial

 

Por iniciativa de redactores, reporteros, articulistas, fotógrafos y dibujantes fue fundada la Asociación Nacional de Periodistas del Perú el 21 de julio de 1928, cuando la sociedad de entonces se transformaba rápidamente por efecto de nuevas ideas y acciones sociales y políticas más cercanas a la realidad peruana, constituyéndose en la matriz histórica del movimiento organizado de los trabajadores periodistas.

Han pasado 94 años desde que en el desaparecido diario La Prensa, que funcionaba en el jirón de la Unión, brotó la exigencia de constituir la ANP y creció en forma rápida en Lima, para extenderse vigorosamente a lo ancho y largo del territorio patrio. La Sociedad de Ingenieros, que aún se encuentra en la avenida Nicolás de Piérola 788, en el centro de la ciudad de Lima, fue el escenario donde convergieron los periodistas de todas las redacciones de diarios y revistas para fundar esta organización con fines sindicales “que los representara oficialmente y que les sirviera de órgano para la acción social en favor del gremio y de los ideales propios de la profesión”.

Correspondió a Tomás Manrique actuar como secretario y a Fernando A. Franco como tesorero. La noticia fue publicada en los diarios La Crónica, El Tiempo, La Prensa y La Tradición, entre otros, como un suceso de la mayor trascendencia. La asamblea, presidida por Germán Lazarte Lira, fue abierta, plural, autónoma y despertó grandes expectativas. Cinco días después fueron aprobados los estatutos preparados por una comisión conformada por Humberto Castro Principi, Armando Herrera, Fernando A. Franco, Humberto Alván, Eduardo Lizárraga, Suiberto Torres y Juan F. Marcos Serraín.

La primera junta directiva contó con una presidencia colegiada, integrada por Germán Lazarte Lira (La Prensa), Fernando A. Franco, (La Crónica), y Armando Herrera (El Tiempo), Tomás Manrique ocupó el cargo de secretario general; Humberto Alván, secretario de actas, Benjamín Romero, tesorero, Isaías Rivera, pro tesorero, Humberto Castro, bibliotecario; director de actuaciones, Suiberto C. Torres; director de la revista, Luis Alberto Sánchez; Víctor Higinio, Mario Mendizábal, Antenor Escudero, Moisés Vargas Marzal, Juan Marcos Serraín y Carlos Víctor Chávez Sánchez, vocales.

El sábado 11 de agosto de 1928, el Ministerio de Fomento consideró de interés nacional la existencia de la ANP. “Es un acontecimiento en la vida del país”, refirió el ministro Enrique Martinelli, antes de proceder a la firma de la resolución ministerial que la reconocía oficialmente y le daba personería jurídica.

El inicio de las relaciones en los años treinta con los gremios latinoamericanos; la promoción de la mujer en la vida gremial; el reconocimiento jurídico de la profesión mediante la Ley 6848; la conquista de los beneficios sociales a favor de los periodistas conforme a la Ley 4916; la defensa de la libertad de prensa ante los excesos de los diferentes regímenes; y la apertura de la primera Escuela de Periodismo en la Universidad de San Marcos en 1930, son algunas de las conquistas institucionales de la ANP en las últimas siete décadas.

El 23 de agosto de 1958, la ANP funda el Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza, primer centro de formación profesional promovido por un gremio periodístico en América Latina. La escuela, que tiene a la fecha 63 años de ininterrumpida y fecunda labor académica en el campo de las comunicaciones sociales del país, ha formado en sus aulas a periodistas que hoy destacan en la prensa escrita, radial y televisiva, entre otras nuevas especialidades.

A ello se suma la institucionalización del Día del Periodista, mediante pedido directo ante la Cámara de Diputados del asociado Augusto Peñaloza; la presentación del proyecto de ley para el Estatuto Laboral del Periodista, en 1985, que originó leyes como la del Seguro Obligatorio de Riesgos Profesionales, jubilación para varones y mujeres, jornada ordinaria de trabajo no mayor de cinco días ni más de 40 horas a la semana, el reconocimiento a los corresponsales de provincias como trabajadores estables, la remuneración profesional del periodista y las luchas por los derechos civiles, políticos, sociales y económicos de los periodistas.

Pero fue con la llegada a la presidencia de la ANP del periodista Roberto Mejía Alarcón que se produjeron cambios que se comenzaron a conocer cuando en los años ochenta del siglo XX la Nación, que anhelaba una vida en verdadera democracia, sufrió dolorosamente los ataques demenciales del terrorismo senderista y del MRTA. Más de un centenar de periodistas pagaron con su vida la labor informativa que ponía al descubierto las acciones de ese demencial flagelo. Otros tantos periodistas fueron involucrados por revelar los desmanes de la represión y llevados a prisión. La ANP estudió cada caso y con la ley en la mano defendió a los que eran inocentes. La Defensoría del Pueblo, dirigida por el ilustre hombre de derecho Jorge Santistevan de Noriega, brindó el apoyo necesario, juntamente con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, hasta lograr que se hiciera justicia.

Desde los luctuosos sucesos de Uchuraccay a la fecha, la ANP no tiene fatiga ni descanso en su lucha por sancionar a los autores mediatos e inmediatos del asesinato de los ocho periodistas y guías que los acompañaron en ese día fatal. También busca justicia y sanción para los que hicieron desaparecer a Hugo Bustíos Saavedra y Jaime Ayala Sulca, en Ayacucho, entre otros casos criminales.

La presencia de la mujer ha sido una constante durante las nueve décadas de la historia de la ANP. Raquel Delgado de Castro figura en la nómina de los que fundaron nuestra institución. Su palabra serena, su vocación de servicio y su espíritu reivindicativo sobre el papel femenino en el mundo moderno fueron pautas para quienes le siguieron tiempo después.

Luego se sumarían los nombres de Ángela Ramos, la primera reportera del país; Magda Portal, la primera analista de la realidad política, identificada con las luchas de la mujer peruana y, en especial, de la mujer periodista; Rosa Hernando, la primera relatora de noticias de la radiotelefonía peruana, quien el 20 de junio de 1925, mediante la OAX, ondas de la Peruvian Broadcasting Company, fuera la voz femenina que, al lado de Fernando Stoll, relató las primeras noticias por ese medio; y Doris Gibson, fundadora de la revista Caretas en la década del 50.

En esta reseña existen vacíos, pero debe entenderse que la ANP nació en 1928 y sigue de pie, protagonizando páginas inolvidables de una obra gremial que no tiene paralelo en la historia del periodismo nacional. Con su lema “La verdad no se alquila, ni se vende jamás”.

 

Leave a Reply