La democracia no es una simple palabra

 

El año nuevo en el país no ha llegado con sus banderas de paz auténtica. Es una pena. En el escenario político se advierte el propósito de quienes manejan los hilos de ese poder, de sentar las bases de una suerte de vida ciudadana, regimentada. Las libertades fundamentales, como el derecho a la palabra discordante y, sobre todo a la protesta, están restringidas. El autoritarismo va de menos a más. Los hechos hablan por sí solos. Quienes perdieron la vida, más de veinte, en las marchas públicas, no descansan en paz. Quién o quiénes son los responsables del genocidio, permanecen escondidos tras los fortines del poder invisible. El gobierno transitorio y su aliado, el Congreso, siguen jugando en el crucigrama que han diseñado ellos mismos. Se saben las respuestas. Y eso los descalifica para gobernar en democracia. En una democracia de verdad.

Lord Acton decía que el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente. Esta frase la repite Ernesto Sabato y refiere que debemos exigir que los gobiernos vuelquen todas sus energías para que el poder adquiera la forma de la solidaridad, que promueva y estimule los actos libres, poniéndose al servicio del bien común, que no se entiende como la suma de los egoísmos individuales, sino que es el supremo bien de una comunidad. Debemos hacer surgir, hasta con vehemencia, un modo de convivir y de pensar, que respete hasta las más hondas diferencias…Así podremos expresar, algún día, que en el Perú existe una democracia forjada por personas libres en toda la extensión de la palabra. Es lo que pienso, es lo que creo.

 

Leave a Reply