Manipulación

 

Desde pequeña le enseñaron a manipular a los demás. Sus padres habían decidido, sin vergüenza alguna, que uno de sus tíos afrontara todos los gastos de la niña. Sabían lo mucho que la quería así como que el pariente tenía muy buenos ingresos y estaban dispuestos a hacer todo lo posible para sacarle dinero hasta el extremo. Le enseñaron a manipular a la hija de tal manera que bastaba que pidiera un capricho para que el tío de inmediato gastara en ella todo lo que le exigía.

Es así que la niña se acostumbró a pedir y a manipular a su familiar. Tanto así que los padres ni siquiera gastaban un centavo en el colegio que ellos eligieron, pero que aparentemente era un deseo de la menor. Al tío le costaba un ojo de la cara, pero eso no les importaba.

Pero el tiempo avanza y la pequeña se convirtió en adolescente con un largo historial de manipuladora que aplicaba “las artes” que había aprendido con todas las personas que podía y descalificaba a quienes no le hacían caso. No era madura, pues su idea era sacar siempre provecho de quien pudiera sin preocuparse en lo mínimo en los sentimientos ni en las posibilidades de los demás. Era una experta manipuladora capaz de engañar con sus argucias a muchas personas para conseguir sus metas. No respetaba ni quería a quienes tenía cerca, pues eso era lo que sus equivocados padres le habían enseñado.

Este es un caso que demuestra la necesidad de las escuelas para padres, pues si bien en la escuela y en el hogar todos aprendemos lecciones, no se les enseña a las personas a ser padres. Tal como decía uno de nuestros maestros el Dr. Max Silva, no basta tener hijos para ser un buen padre. Eso se aprende sobre la marcha. Cuando las lecciones que se dan a los hijos son malas y no se les enseña a querer a quienes le rodean al final serán los propios padres quienes en su momento sufrirán las consecuencias. Por eso los padres deben enseñar a sus hijos a respetar y querer a los demás ¿No les parece?.

 

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