Mi Sangre: Insiste en ser perseguido político

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Ante una corte federal de Miami, el narcotraficante Jesús López Londoño (a) “Mi sangre” insiste en ser un guerrillero y, por lo tanto,  “perseguido político” para tratar de burlar la acusación en una corte federal de Miami, aduciendo incluso que “Los Urabeños” o Clán Úsuga piden llegar a un “Acuerdo de Paz” similar al logrado con las FARC y al que ahora busca sumarse el ELN.

La acusación fiscal estadounidense señala que López Londoño dirigió entre 2006 y 2012 el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, México y América Central, y el lavado de dinero , iniciándose  en la organización paramilitar Los Urabeños hace 20 años y que, en la actualidad posee alrededor de 1.900 miembros y que fue considerada una de las 4 organizaciones mafiosas más fuertes de Colombia, junto con Los Rastrojos, el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (ERPAC) y las Águilas Negras.

A lo largo de su vida ‘Mi Sangre’ mutó decenas de veces de identidad, tal como había publicado lainformacion.com el 25 de mayo pasado. En el mundo del narcotráfico también se le conoció como ‘Carlos Mario’ o ‘Salvador’ y fue famoso, entre otros motivos, por colaborar con la Policía colombiana, sirviendo como informante y haciendo inteligencia en contra de los lugartenientes de Pablo Escobar Gaviria, uno de los narcos más peligrosos y sanguinarios de la historia.

Para variar, tras la muerte del capo del cartel de Medellín ‘Mi Sangre’ se refugió en otros grupos antagónicos.

Este sinuoso personaje nació en el barrio Boston, una de las zonas más pobres de Medellín. A los 19 años tuvo su bautismo de fuego en una banda de delincuentes del barrio Los Colores, de Medellín. Después dio el gran salto al mundo criminal, cuando ingresó como soldado raso en la denominada ‘Oficina de Envigado’, un temible grupo de sicarios y narcotraficantes bajo las órdenes del propio Escobar.

La función de este grupo era cobrar cupos a los exportadores de drogas ilícitas, gestionar dinero para acciones armadas y lavar dinero a favor del “El Patròn”

Tambièn estuvo bajo las órdenes de jefes paramilitares como Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’, otro capo del narcotráfico extraditado a los Estados Unidos en 2008. A esas alturas ya era un sicario con varios homicidios en su haber.

Su papel de “guerrillero” de la ultraderecha empezó a forjarla con ‘Los Urabeños’, una banda nacida tras la disolución en 2006 de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),

 El Clan del Golfo, como es denominado y conocido por la Policía como el Clan Úsuga , es una organización narcoparamilitar, la cual se le denominaba inicialmente como Los Urabeños o Bloque Héroes de Castaño.

Esta banda criminal forma parte del conflicto armado en Colombia y se considera la agrupación narcoparamilitar más grande, peligrosa y mejor estructurada del país, por la cantidad de combatientes que la integran, por las zonas donde hacen presencia y el gran número de cargamentos de droga que trafican a nivel nacional e internacional.

La súper banda paramilitar

Las investigaciones policiales la señalan de pertenecer a las  Organizaciones Integradas al Narcotráfico (ODIN), compartiendo  el escenario con otras bandas narcoterroristas, entre las que se encuentran Los Rastrojos (extintos en 2016), el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia, ERPAC (dividido en 2 facciones tras la muerte y captura de sus capos y el sometimiento voluntario a la justicia de gran parte de sus integrantes), la disidencia del Ejército Popular de Liberación (EPL), Los Paisas (extintos en 2014) y la Oficina de Envigado,  debilitada debido a la captura de sus líderes.

Según varios reportes de inteligencia de la fuerza pública de Colombia e investigaciones, la agrupación lideraba el panorama de las bacrim (bandas criminales) en Colombia por sus más de 2000 integrantes.

De esta manera, está consolidada como la agrupación criminal más grande del país, por la cantidad de combatientes que maneja. Presentan incluso más integrantes que las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con unos 1500 miembros, y el EPL, que tiene menos de 100 militantes.

Por su parte la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) asegura que el Clan Úsuga cuenta con 560 redes criminales.

De acuerdo a información dada a las autoridades por parte de una red de informantes, representantes del Clan Úsuga, al igual que de los desaparecidos Rastrojos y Paisas, habrían sostenido una reunión clandestina en 2012 en la ciudad de Medellín, para acordar una repartición de “territorios” a nivel nacional y así acabar con los enfrentamientos entre las mismas organizaciones criminales y comenzar a operar en conjunto.

En cuanto a la Oficina de Envigado, un informe de inteligencia de los Estados Unidos habla de una tregua establecida por el Clan Úsuga con esta banda criminal en el año 2013, con el objetivo de acabar el enfrentamiento entre estos grupos.

La DEA considera que  el Clan Úsuga exporta cocaína hacia toda América Central por medio de sumergibles construidos de forma artesanal y tiene nexos con los carteles mexicanos.

A finales de marzo de 2013, el presidente Juan Manuel Santos confirmó que el Clan Úsuga es la «única banda que realmente subsiste con una influencia a nivel nacional», mientras que otras agrupaciones mafiosas al servicio del narcotráfico han perdido terreno e influencias.

Pese a que son considerados por el gobierno y por la sociedad en general como un grupo delincuencial, cuyo objetivo es que sus miembros sean capturados o se sometan de manera voluntaria a la justicia, el Clan del Golfo; llamados así mismos Autodefensas Gaitanistas de Colombia, solicitó en 2016 al gobierno de Juan Manuel Santos que sean incluidos en un eventual proceso de paz, de la misma manera que se está haciendo con las FARC y el ELN.

La última narcojugada

Ante su inminente extradición a Estados Unidos, el colombiano Henry de Jesús López Londoño (a) “Mi Sangre”, sindicado como capo del cartel “Clan Úsuga” o “Los Urabeños” y proveedor de cocaína a  “Los Zetas”, afirma desde su celdas en Argentina ser víctima de una conspiración política internacional.

La versión se basa en que, por razones hasta ahora “inexplicables”, la esposa y un hijo de “Mi Sangre”  recibieron estatus de refugiado en Argentina en el 2008, pero perdieron el beneficio un año después porque abandonaron el país para volver temporalmente a Colombia.

De ese incidente se basa López Londoño para tratar de argumentar que desde 2005 sufre una persecución política de parte de la Policía de Colombia y  la DEA que  “armaron una causa para perseguirme políticamente”.

“La DEA y la policía dispararon ese modelo de condena mediática, cualquier parecido con esta realidad no es coincidencia” declaró ante el juez federal  Sebastián Ramos quien fue precisamente el que  aprobó la extradición a EEUU.

De acuerdo a las declaraciones de “Mi Sangre”, el 7 de julio de 2011 el gobierno colombiano ordenó la captura de 26 ciudadanos y lo acusaron de ser el jefe de esa estructura” pero en la Justicia no estaba ni mencionado”.

Con esas “motivaciones políticas”, Mi Sangre tratará estos días de poner en marcha un argumento que parece vaco y copia del libreto que usan los barones de la droga colombiana que organizan incluso sus “paros armados” , amenazando de muerte a los pobladores y esperando copar “territorios liberados”  que dejaría las FARC tras el verdadero Acuerdo de Paz.

Las  “motivaciones políticas” se entrelazan con los narcoparamilitares colombianos y es el argumento que sus abogados esperan presentarlo ante los tribunales estadounidenses, hasta que no le quede otro camino salvo que negociar con la fiscalía una reducción de su condena, como lo han hecho otros capos colombianos.

Una “motivación polìtica” que los capos del narcotráfico latinoamericano urden en todas las rutas de la transnacional del vicio.

 

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