Navidad temprana en Argentina

 

Temprano, muy temprano, le llegó la Navidad al pueblo argentino. Jugando a ritmo de tango y milonga, con pasos adelante y otros para atrás, once muchachos sacaron su alma de Papá Noel para entregarle a los suyos el esperado aguinaldo pascual. Adiós, aunque sea por pocas horas, las penurias que sufren, sobre todo en los arrabales y villas miseria, los más desamparados. La ansiada Copa Mundial, ganada a fuerza de habilidad, coraje e inspiración, en el estadio de Lusail, en aquel lejano Qatar, se constituyó en el mejor y esperado regalo que, hasta en medio de oraciones, anhelaban los paisanos del Papa Francisco, que, a lo mejor, a pesar de sus dolencias terrenales, pedía lo mismo en El Vaticano.

Talento además heredado desde los tiempos de Bernabé Ferreyra, a quien Carlitos Gardel, en los años treinta del siglo pasado, llamaba La Fiera, porque era incansable metiendo goles. Inspiración que está en las venas de los muchachos de hoy, que no usan gomina, pero que siguen las huellas dejadas en el gramado por Adolfo Pedernera, José Manuel Moreno, Ángel Labruna, Boyé, Sarlanga, Érico, Sastre, Pontoni, sin olvidar a Sívori, Tucho Méndez, Di Stefano, ni a Bochini, Batistuta y mucho menos al genial Diego Armando Maradona.

Buen regalo navideño para el pueblo argentino, que con su candombe porteño lo disfrutan y que desde Perú lo celebramos, tal como lo hubieran hecho si estuvieran vivos José Eusebio Soriano, el Caballero del Arco, capitán de River Plate, Juan Honores, también triunfante guardiapolas en Newells Old Boys, ambos tan peruanos como el cebiche. Y también Carlos Gómez Sánchez, el tábano, insider en Boca Juniors y su hermano Oscar, wing derecho en River. Mas adelante Loayza, Meléndez y Solano, estos dos últimos aun vivos,etc.., que disfrutaron de los aplausos de las barras bravas platenses.

Me sumo a esta alegría de los argentinos y, aunque lejos, comparto mis abrazos con Miguelito Duche, Roberto Coluccio, el negro Quiñoa, Victor Carricarte, el Quique Gilardi, el colorado Rivera, Panchito Gaitán y tantos otros compañeros, soñadores como yo, de un mundo mejor para todos.

Me despido, no sin antes responder una pregunta que me hacen al oído: ¿Argentina jugó con trece jugadores?. Contesto: Por supuesto. Uno de ellos fue Dios, que así se lo pidió Messi. Y el otro: la hinchada que con bombo y todo, no dejó ni un segundo en alentar a los suyos. Y eso vale mucho.

 

Leave a Reply