Hay que tomar un poco de aire y calmarse para no atizar el fuego que haga apurar el reinicio de la Liga 1. Podría ser una pésima fórmula que provoque un triste desenlace: El pan se queme en la puerta del horno.
La precariedad de nuestras instituciones es un sancochado de carretilla de lejana convivencia con la formalidad de sometimiento para que los clubes cumplan a cabalidad con los protocolos sanitarios, y de ese modo, agilizar el ordenamiento de la FPF. El 6 de agosto, fecha prevista para que salgan a la cancha y puedan jugar el Torneo Apertura, por ahora están en luz ámbar.
Aparte, los positivos detectados en las pruebas moleculares de algunos clubes retrasan los metros avanzados. Debe estar claro que no solo depende de los directivos sino del esmero de cuidarse de los propios jugadores para que el contagio no los agarre.
La idea es que ningún infectado pueda ser parte del programa de reactivación del fútbol y se derrumbe el propósito de emular las esencias magistrales aplicadas en las ligas europeas que han encontrado formas de una reanudación saludable.
Todos queremos que el fútbol vuelva, que el coronavirus no sea el freno de salir con la plancha en alto en busca de devolverle el entretenimiento más rebuscado de los peruanos.
Ese anhelo debe ser producto de una fortaleza común, de jugadores y directivos que hagan la suma de un grandioso objetivo porque detrás de todo hay un desembarco a darle cabida al trabajo de la selección peruana.
Ricardo Gareca es el que mayor interés tiene en que la reanudación de la Liga 1 se respete en la fecha anunciada. Se entiende que el ‘Tigre’ carga su propia mochila para que la clasificación a Qatar 2022 se cristalice.
Sabe que en las pasadas eliminatorias para Rusia 2028 a comparación de la que se avecina fue una ración dulcete de un postre apetecible. La que se viene es un desafío mayor, con virus entrometiéndose en una planificación si vacuna posible.
Gareca tiene todo estudiado al detalle pero cualquiera que sea la planificación de su edificio podría caerse si la pandemia avanza incontenible con su destructiva e insaciable cobro de víctimas.
FIFA dice que para setiembre se inicie las Eliminatorias para Qatar 2022 pero la ordenanza del poderoso ente mundial del fútbol puede que se quede ahuecada y en ese caso, toda buena intención se verá afectada.
En ese caso Ricardo Gareca tendrá que hacer una nueva evaluación para hacer de su trabajo la mejor condición que garantice un aterrizaje exitoso al mundial venidero, por segunda vez consecutiva.
Esa es la cruda realidad de lo que sucede en estos instantes en que la reanudación de la Liga 1 no tiene luz verde y ojalá que la roja no aparezca como una desesperanza ineludible.
Lo positivo es que hay un acuerdo tácito de volver al fútbol, ese refuerzo anímico se necesita en un momento en que hay que hay que ganarle el partido al virus que hoy es el enemigo invencible.