¿Un mundo en crisis? ¡No! En estado grave

 

Hoy cedo mi espacio a otra persona; puesto que lo que ha publicado, si bien, a mí no me sorprende en nada, puesto que de alguna manera vengo haciendo referencia a esa decadencia de los que dicen gobernarnos; y que la misma viene de muy atrás en el tiempo; ya que ese retroceso social y económico, viene de lejos (cada vez hay más ricos-ricos y como ya dijera Pitágoras hace dos milenios y medio, “cada vez hay más masas de pobres y abandonados”) mientras esos gobiernos y gobernantes, y mediante una brutal propaganda “drogada”, nos siguen diciendo que estamos y vamos en progreso; cosa que es mentira; puesto que metafóricamente hablando, “si la cabeza se pudre, el cuerpo se pudre después y por tanto muere sin remisión”; o esto se va corrigiendo, o el desenlace serán, unas muy repetidas catástrofes mundiales, de las que el pasado siglo fue el culmen, de todos “los tinglados imperiales que murieron en el mismo”; incluido el español, que muere en las postrimerías del anterior siglo diecinueve. Veamos despacio lo que el texto que he copiado dice y traslademos ello a nuestros “entornos” más o menos cercanos; puesto que si la que se, “autotitula líder mundial”, o más concretamente de la civilización occidental está en tan brutal decadencia; y pese a “sus muchos cañones y armas atómicas”; resulta que el poder material no sirve para nada bueno, puesto que paralelamente, “no hay poder direccional y humano que enseñe la filosofía-religión que el ser humano necesitamos, por aquello de que nuestro ser se compone de algo más importante, que el cuerpo y a lo que denominamos espíritu o alma”.

Para superar las crisis americanas

“El actual marasmo de la democracia en los Estados Unidos no acaba de recibir respuesta adecuada de los dirigentes de los dos grandes partidos políticos clásicos. Parecen centrados en la mera lucha por el poder, con secuelas impensables, como el 6 de enero del 21, y la gran incertidumbre de las próximas elecciones de noviembre, en la mitad del mandato presidencial.

Una manifestación que debería hacer pensar mucho más es la caída de la esperanza de vida, que venía creciendo desde el final de la primera gran guerra. El declive comenzó en 2015. En 2020, esa esperanza de vida de los nacidos en Estados Unidos es de 77 años (74,2 para los varones, 79,9 para las mujeres). El cambio no se debe sólo a la pandemia, porque siguen aumentado las enfermedades cardíacas y cerebrovasculares, y los distintos tipos de cáncer –sin excluir que el propio virus podría haberlos acelerado-; al covid-19 se le asigna la tercera posición como causa de muerte. Pero, sin duda, se han acelerado la mortalidad y el descenso de nacimientos, hasta el punto de que la población –en torno a 332 millones- creció sólo un 0,1% de julio de 2020 a julio de 2021, según la oficina del censo estadounidense.

Se impone reflexionar sobre las variadas causas señaladas por los expertos: la accesibilidad del sistema de salud, la violencia física, la política medioambiental, la alimentación y la obesidad, la incidencia del tabaco y el alcohol, la tendencia real al suicidio y la eutanasia, o el incremento del consumo de drogas opiáceas. El estilo de vida produce de hecho un avance de las dolencias de la desesperación: sobredosis, alcoholismo y suicidio. Por otra parte, la sociedad vive un proceso de ostensible envejecimiento, así como de una significativa secularización -a pesar de lo difícil que resulta la precisión de la sociología religiosa-, según la última encuesta del Pew Research Center sobre la religión en EE.UU. (casi el 30% de los encuestados no se identifica con ninguna religión en particular, frente al 16% en 2007; y muchos se preguntan si las iglesias estadounidenses volverán a los niveles anteriores a la pandemia).

Aunque se habla mucho de hitos recientes –Berkeley, Vietnam, 11/9-, es muy probable que la recuperación de la crisis del 1929 obligase a la sociedad americana a abandonar o poner en sordina enfoques globales radicalmente propios. Desde entonces, han ido perdiendo fuste valores fundacionales de esa gran nación. La esperanza está en la salida de la actual crisis intelectual en línea con la importante declaración de la Universidad de Chicago en 2016.

Jesús Martínez Madrid  https://www.ideasclaras.org/es/node/327#par  07-02-2022”

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A mí, y ya, “con un pie puesto en el estribo que me llevará al otro lado de la vida”; no me sorprende ya nada; puesto que debido a cuanto he leído de “los hechos del mono humano, desde que aprendió a escribir y se manifestó”; tengo claro que “todo cuanto creó y por grande que fuere, al final llegó a un cénit y luego se destruyó, desapareciendo”; algunas o muchas de sus civilizaciones, es que ni tenemos cuasi idea de las mismas; por tanto si a, “ésta que ya se ve que va muriendo”, le ha llegado la hora, se cumplirá, la ley que rige al universo… “TODO LO QUE NACE LO HACE PARA MORIR”: AMÉN.

 

Antonio García Fuentes

Escritor y filósofo

ideasclaras.org

 

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