Un sacerdote fue el padre de la teoría del Big Bang

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La mejor explicación científica de la creación del universo es del casi desconocido sacerdote católico belga, Georges Lemaitre quien durante años debatió con un Albert Einstein empeñado inicialmente en contradecir esa teoría que calificaba como la búsqueda ilusa de un Creador.

La teoría del Big Bang, uno de los pilares del recordado Stephen Hawking quien, dicho de paso, reconoció a Lemaitre (Ver video) para la explicación del universo, es también la historia de un hombre al que apenas muy pocos dan el  crédito que merece como el científico que nos dio esa teoría.

Lemaitre  empezó a hablar del “huevo cósmico” o la “teoría del átomo primigenio” en momentos que la comunidad científica insistía que “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”, como escudo impenetrable contra los  que hablaban de la creación.

La ley de Hubble

En los años veinte del siglo XX, el astrónomo Edwin Hubble estableció  que el Universo se expande, mediante una ley de la física que establece que el corrimiento al rojo de una galaxia es proporcional a la distancia a la que está.

Se considera la primera evidencia observacional del paradigma de la expansión del universo y actualmente sirve como una de las piezas más citadas como prueba de soporte de la Gran Explosión (Big Bang).

Según esta ley, una medida de la inercia de la expansión del universo viene dada por la constante de Hubble, con lo que se podía  inferir que las galaxias se alejan unas de otras a una velocidad proporcional a su distancia.

La ley de Hubble dice que en cada momento de la historia del universo hay una proporcionalidad entre el corrimiento al rojo y distancia (consecuentemente también entre velocidad y distancia) pero no estable , en sí misma, cómo evoluciona el universo.

No dice si la expansión se acelera, se frena o si permanece constante.

https://www.youtube.com/watch?v=AsNxpF3ckMk

Fue el primero en proponer la teoría de la expansión del Universo que hoy en día se conocen como las leyes de Hubble,

En 1923, un joven de un pequeño pueblo de Bélgica llegó a la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, para llamar a la puerta de uno de los científicos más conocidos de la época, Arthur Eddington.

Este astrofísico, quien fue quien verificó la teoría de la Relatividad de Albert Einstein, estaba acostumbrado a recibir estudiantes de todas partes del mundo.

Sin embargo, el joven belga que lo visitó era distinto: llevaba un atuendo de sacerdote católico y su estadía e la universidad de  pasar en Cambridge no sólo cambió su vida, sino también nuestra visión del Universo.

“De acuerdo con la teoría del Big Bang, hace miles de millones de años, todo el Universo, con sus miles de millones de estrellas, planetas y galaxias podía caber en el ojo de una aguja”, le explicó a la cadena británica BBC el teólogo y físico David Wilkinson.

A partir de ese punto, el Universo se empezó a expandir rápidamente hasta llegar al tamaño que tiene en la actualidad señala la teoría de Lemaitre a quien  muchos expertos lo consideran ahora como uno de los científicos y físicos más importantes del siglo XX.

“No es solo el padre del Big Bang. Creo que es el padre de la cosmología moderna”, señaló John Farrell, biógrafo de Lemaitre.

Ciencia y religión

Es virtualmente  imposible entender quién era George Lemaitre y cómo cambió lo que sabemos del mundo, sin reconocer que su ciencia y su fe fueron una parte integral e inseparable de su vida.

“Desde muy temprano mostró que era precoz en matemáticas y antes de que cumpliera 10 años le dijo a sus padres que quería hacerse sacerdote”, le dijo Farrell a la BBC.

Peor fue su experiencia en la Primera Guerra Mundial, que lo que convenció de convertirse en sacerdote.

Albert Einstein se mostró impresionado por las idea de Lemaitre quien había  una beca para estudiar con Eddington en el observatorio de la Universidad de Cambridge.

Después de la guerra, el joven Lemaitre siguió sus estudios de matemática y física, y completó su preparación para ordenarse como sacerdote.

“Einstein era visto como una persona oscura y metafísica y no muy integrada a la comunidad científica. Pero Eddington ofreció evidencias de la relatividad”.

Según los expertos, el año que pasó en Cambridge fue crucial para que Lemaitre diera una respuesta a la que quizás es una de las preguntas más importantes sobre el Universo: ¿cómo se originó?

Lemaitre y Albert Einstein

Entre el 24 y el 29 de octubre de 1927 tuvo lugar, en Bruselas, el quinto Congreso Solvay, donde los expositores discutieron acerca de la nueva física cuántica.

Georges Lemaître decidió hablar con Albert  Einstein sobre su artículo, quien  le dijo que aunque los cálculos eran correctos, su física era “abominable” porque creía ver el trasfondo de la intervención de un Creador.

Lemaître, convencido de que Einstein se equivocaba esta vez, buscó prolongar la conversación, y también lo consiguió señala su biografía en Wikipedia que.  a continuación, reproducimos en parte.

El profesor Auguste Piccard, que acompañaba a Einstein para mostrarle su laboratorio en la Universidad, invitó a Lemaître a unírseles en el centro educativo.

Durante el trayecto, Lemaître aludió a la velocidad de las nebulosas, tema que se encuentra muy relacionado con la expansión del universo. Pero Einstein no parecía estar al corriente de los resultados de las investigaciones al efecto. Piccard, para salvar la situación, comenzó a hablar con Einstein en alemán, idioma que no entendía Lemaître.

Las relaciones de Lemaître con Einstein mejoraron más tarde. La primera aproximación vino a través de los reyes de Bélgica, que se interesaron por los trabajos de Lemaître y le invitaron a la corte.

 Einstein pasaba todos los años por Bélgica para visitar a Lorentz y a De Sitter, y en 1929 encontró una invitación de la reina Elisabeth, alemana como Einstein, en la que le pedía que fuera a verla llevando su violín, ya que ejecutaba este instrumento lo mismo que la monarca.

 Esa invitación fue seguida por muchas otras, de modo que Einstein llegó a ser amigo de los reyes. En una conversación, el rey preguntó a Einstein sobre la famosa teoría de la expansión del universo, e inevitablemente se habló de Lemaître; notando que Einstein se sentía incómodo, la reina le invitó a improvisar, con ella, un dúo de violín.

Otra aproximación se produjo en 1930, en una ceremonia en Cambridge, donde Einstein se encontró con Arthur Stanley Eddington. De nuevo salió en la conversación la teoría del sacerdote belga, y Eddington la defendió con entusiasmo.

Einstein tuvo varios años para reflexionar antes de encontrarse de nuevo personalmente con Lemaître, en Estados Unidos, quien había  sido invitado por el físico Robert Millikan, director del Instituto de Tecnología de California.

Entre sus conferencias y seminarios, el 11 de enero de 1933 dirigió un seminario sobre los rayos cósmicos, y Einstein se encontraba entre los asistentes. Esta vez, Einstein se mostró muy afable y felicitó a Lemaître por la calidad de su exposición.

Después, ambos se fueron a discutir sus puntos de vista. Einstein admitió entonces que el universo está en expansión pero no le convencía la teoría del átomo primitivo, que le recordaba demasiado la creación.

En mayo de 1933, Einstein supo que Adolf Hitler había sido nombrado Canciller de la República Alemana, así que renunció a sus cargos en la Academia de Ciencias y en la Universidad de Berlín. En esas circunstancias, Lemaître fue a verle y le organizó varios seminarios. En uno de ellos, Einstein anunció que la conferencia siguiente la daría el propio Lemaître, añadiendo que tenía cosas interesantes que contarles.

 El sacerdote, en consecuencia, pasó un fin de semana preparando su conferencia, y la dio el 17 de mayo. Einstein le interrumpió varias veces en la conferencia manifestando su entusiasmo, y afirmó entonces que Lemaître era la persona que mejor había comprendido sus teorías de la relatividad.

A Einstein le costó admitir la expansión del universo, aunque finalmente la aceptó, a pesar de que similares motivos le llevaron a rechazar la teoría del átomo primitivo. No obstante que los trabajos de Lemaître fueron cuestionados entre la comunidad científica, debido al hecho de ser también religioso, desde el punto de vista de las ciencias eran serios, y finalmente todos los científicos, Einstein incluido, lo reconocieron y le otorgaron todo tipo de honores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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