Desde su desembarco en la élite del fútbol, la tecnología del Video Assistant Referee, el conocido VAR, prometió un futuro libre de injusticias flagrantes. La idea era simple: erradicar el error humano manifiesto. Sin embargo, lo que hemos vivido es una montaña rusa de decisiones que, lejos de zanjar la polémica, la han intensificado.
Acá cinco momentos icónicos que desataron el debate y pusieron al VAR bajo la lupa del escepticismo mundial.
Uno de los primeros chispazos que encendió la hoguera fue en los cuartos de final de la UEFA Champions League 2019, en el enfrentamiento entre el París Saint-Germain y el Manchester United. Con el tiempo cumplido y el marcador 1-2 a favor del United (3-3 en el global, PSG con ventaja por goles de visitante), el árbitro Damir Skomina fue llamado a revisar una mano de Presnel Kimpembe en el área. Tras una agonizante espera, ¡penalti! Marcus Rashford no falló, y el PSG, con todas sus estrellas, quedó eliminado por una jugada que, para muchos, fue una mano «no intencionada» y demasiado severa para una instancia tan decisiva.
Pocas semanas después, la Champions League volvió a ser escenario. En otro cuarto de final de infarto en 2019, entre el Manchester City y el Tottenham Hotspur, vivimos una montaña rusa de emociones. Ya en el añadido, con 4-3 a favor del City (4-4 global, Tottenham por goles de visitante), Raheem Sterling marcó lo que parecía el gol de la clasificación. El Etihad Stadium estalló, pero la alegría fue efímera. El VAR entró en acción, y tras una tensa revisión, se anuló el gol por un fuera de juego milimétrico de Sergio Agüero en la construcción de la jugada. La imagen de Pep Guardiola celebrando y luego lamentándose en cuestión de segundos se convirtió en un símbolo de la nueva era del fútbol.
La temporada 2019-2020 nos dejó otra joya polémica en la final de la FA Cup entre el Arsenal y el Chelsea. El mediocampista croata Mateo Kovacic fue expulsado por doble amarilla tras una entrada sobre Granit Xhaka. Sin embargo, las repeticiones mostraron que el contacto fue mínimo, si es que hubo alguno, y Kovacic pareció resbalarse. A pesar de que el VAR revisó la jugada, la decisión de la segunda amarilla (y por ende la expulsión) se mantuvo. Chelsea se quedó con diez, el Arsenal ganó 2-1, y el debate sobre la interpretación y el umbral de intervención del VAR en tarjetas amarillas quedó más abierto que nunca.
El campeonato inglés, la Premier League, ha sido un caldo de cultivo para estas situaciones. En la temporada 2020-2021, el Liverpool fue protagonista de una jugada que se convirtió en meme: el «fuera de juego de la axila». En un partido contra el Aston Villa, Roberto Firmino marcó un gol que fue anulado por un fuera de juego tan ajustado que, según las líneas del VAR, su axila estaba por delante del último defensor. La obsesión por la precisión milimétrica en jugadas donde no había ventaja aparente generó una oleada de críticas sobre la aplicación deshumanizada de la tecnología.
Pero una polémica que hizo temblar los cimientos del arbitraje y el VAR, y que más reciente, es la del partido de la Premier League entre el Tottenham Hotspur y el Liverpool en octubre de 2023. Con el marcador 0-0, Luis Díaz marcó un gol legítimo para el Liverpool. Sin embargo, el asistente arbitral levantó la bandera por fuera de juego. Lo increíble ocurrió en la sala VOR: el VAR Darren England y su asistente Dan Cook, en medio de una comunicación confusa, confirmaron erróneamente la decisión de fuera de juego al árbitro de campo, Simon Hooper, pensando que la decisión inicial había sido «gol». El resultado fue la anulación de un gol legal que podría haber cambiado el rumbo del partido, y que incluso la PGMOL (el organismo arbitral inglés) admitió como un «error humano significativo», desatando una tormenta perfecta de críticas y llamados a la revisión total del sistema.
Estos cinco momentos, grabados a fuego en la memoria de los aficionados, demuestran que el VAR, a pesar de su intención de justicia, sigue siendo un agente catalizador de la polémica. La interpretación, la comunicación y la rigidez en la aplicación siguen siendo los grandes desafíos de una tecnología que llegó para revolucionar el fútbol, pero que todavía busca su punto de equilibrio entre la precisión y el espíritu del juego.