Machu Picchu: más de 1 millón de visitas hasta septiembre reactivan turismo interno

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El turismo peruano confirma su recuperación en 2025 con una cifra contundente: 1 millón 170,389 visitantes llegaron a Machu Picchu entre enero y septiembre.

Este dato, revelado por el Mincetur, no es solo una estadística más; representa un crecimiento interanual del 3% y, lo más importante, valida la resiliencia del sector tras la pandemia. La maravilla mundial se acerca cada vez más a los niveles de 2019, consolidándose nuevamente como el termómetro principal de la salud turística del país.

El desglose de estas visitas ofrece una lectura económica crucial: el 78.4% fueron turistas extranjeros, sumando más de 917,000 personas que inyectan divisas directamente a la economía nacional.

A diferencia del turismo interno, el visitante internacional activa una cadena de valor más larga y costosa que beneficia a hoteles, agencias, transporte y gastronomía. Que casi 8 de cada 10 visitantes en la ciudadela vengan del exterior confirma que la marca Perú mantiene su vigencia y atractivo en los mercados globales.

Sin embargo, el comportamiento del flujo turístico muestra matices interesantes en la región Cusco. Mientras Machu Picchu crece de forma sostenida, otros atractivos como Sacsayhuamán y Moray están rompiendo récords, superando incluso sus cifras prepandemia en un 18.9% y 41.1% respectivamente. Esto indica que el turista de 2025 no se conforma con la foto clásica; está diversificando su itinerario, explorando el Valle Sagrado y generando desarrollo económico en zonas más amplias, lo que ayuda a descongestionar el ícono principal.

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Un dato que merece análisis es la «paradoja del volumen». Aunque Machu Picchu es el rey en generación de divisas, no es el destino más visitado del Perú. Ese título lo ostenta el Circuito Mágico del Agua en Lima, con 1.8 millones de visitas, impulsado en un 95.4% por turismo nacional. Esto dibuja claramente dos mercados: uno doméstico, masivo y de recreación urbana; y uno receptivo, de alto valor y enfocado en la experiencia cultural y patrimonial en los Andes.

La reputación internacional sigue siendo el gran motor de estas cifras. El reciente galardón en los World Travel Awards como «Mejor Atracción Turística Mundial» funciona como un sello de garantía que tracciona la demanda. En un mercado global competitivo, donde la seguridad y la experiencia son decisivas, estos reconocimientos se traducen directamente en reservas de pasajes y paquetes turísticos, manteniendo a Perú en el top of mind del viajero.

Desde la perspectiva de la gestión, las cifras de octubre revelan una tendencia positiva hacia la desestacionalización. Con cerca de 150,000 visitas en ese mes —cifra muy similar a la temporada alta de julio y agosto—, se observa que el turismo se está distribuyendo mejor a lo largo del año. Esto es vital para la sostenibilidad del monumento y para la estabilidad laboral de los miles de cusqueños que dependen de esta industria, evitando los temidos «meses muertos».

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El impacto en la economía local es tangible y multiplicador. Este millón de turistas no solo paga entradas; consume servicios, compra artesanía y utiliza transporte local. El turismo se reafirma, así como un exportador de servicios estratégico, capaz de redistribuir riqueza de manera descentralizada y rápida, algo que pocos sectores pueden lograr con tal inmediatez en las zonas altoandinas.

De cara al cierre de 2025 y el inicio de 2026, el reto será mantener la calidad de la experiencia ante el aumento de la demanda. Con la próxima actualización de los sistemas de venta de boletos y la mejora en infraestructura, Perú debe prepararse para administrar el éxito. La meta ya no es solo recuperar los números de 2019, sino gestionar un nuevo turismo más sostenible, diverso y rentable para el país.

Foto Andina